Al comenzar el día

EL MUNDO REAL

El día 20 de este calendario veíamos que el mundo en el que parecemos vivir no es nuestro hogar y que todos hemos tenido en algún momento el recuerdo de que:

más allá de este mundo hay un mundo que deseo. (L-129).

Ese mundo que deseamos es el mundo real.

El mundo real es el hogar que precede a nuestro despertar en el Cielo, hacia el cual nos conduce de manera amorosa Jesús.

El mundo real es el reflejo de una condición interna, del mismo modo que el mundo que percibimos como nuestro hogar lo es.

Mientras que uno refleja la luz dentro de nosotros (el Amor de Dios) el otro refleja el miedo que le tenemos a ese mismo Amor.

Lo que vemos refleja lo que pensamos.

Y lo que pensamos es un reflejo de lo que queremos ver, de aquello que valoramos.

¿Cual de ellos quieres ver?

Eres libre de elegir.

Mas debes conocer la ley que rige toda visión y no dejar que tu mente se olvide de ella:

Contemplarás aquello que sientas en tu interior. Si el odio encuentra acogida en tu corazón, percibirás un mundo temible, atenazado cruelmente por las huesudas y afiladas garras de la muerte. Mas si sientes el Amor de Dios dentro de ti, contemplarás un mundo de misericordia y de amor. (L-189.5.1-5)

No podemos ver dos mundos y aquello que percibamos dependerá del maestro que hayamos elegido.

Si elegimos al ego veremos un mundo donde el ataque, el miedo y el sufrimiento están justificados y parecen reales.

Si elegimos por el contrario a Jesús nos mostrará una nueva visión basada en la inocencia, el perdón y la sanación.

Despejará de nuestra mente los obstáculos al Amor de Dios dentro de nosotros.

Pero para ello tendremos antes que  observar esos obstáculos, reconocer el miedo, para poder entregarlo (llevar la oscuridad a la luz).

El mundo real es el resultado de haber elegido al maestro correcto, al maestro del Amor.

Jesús nos insta en el Curso a ser humildes, a reconocer que lo que nos hemos enseñado a nosotros mismos estaba equivocado.

Que nuestras interpretaciones están equivocadas.

A dejarnos enseñar y guiar.

Y nos invita a unirnos a Él en la experiencia de sentir el Amor de Dios dentro de nosotros ahora. ❤

En el curso del día

Hoy vamos a recordar que el mundo que veo no me ofrece nada que realmente desee, y que:

más allá de este mundo hay un mundo que deseo. (L-129)

Una vez más no se trata de renunciar al mundo, en forma, sino de percibirlo de otra manera.

De intercambiar nuestra visión por otra plena de dicha, y capaz de aportarnos paz.

Ese mundo que deseamos ya está aquí, esperando que lo aceptemos.

Es el mundo que emana de una mente serena que esta en paz consigo misma.

Al terminar el día

Dedica unos minutos a revisar tu día.

Hoy dejamos que el Amor de Dios nos alcance.

No necesitamos saber como llegar hasta Él.

Él sabe como llegar hasta nosotros.

Su Amor se abrirá paso por su cuenta en nuestros corazones serenos y en nuestras mentes abiertas. (L-189)

Haz simplemente esto:

Permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. Vacía tu mente de todo lo que ella piensa que es verdadero o falso, bueno o malo; de todo pensamiento que considere digno, así como de todas las ideas de las que se siente avergonzada. No conserves nada. No traigas contigo ni un solo pensamiento que el pasado te haya enseñado, ni ninguna creencia que, sea cual sea su procedencia, hayas aprendido con anterioridad. Olvídate de este mundo, olvídate de este curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu Dios. (L-189)

Hoy pasamos de largo las ilusiones del ego al confiar en el Guía, nuestro maestro interior, que nos llevará a casa.

Al mundo real que nunca abandonamos.

Oración de la noche

Padre, no sabemos como llegar a Ti. Pero te hemos llamado y Tú nos has contestado. No interferiremos. Los caminos de la salvación no son nuestros, pues te pertenecen a Ti. Y es a Ti a donde vamos para encontrarlos. Nuestras manos están abiertas para recibir Tus dones. No tenemos ningún pensamiento que no pensemos contigo, ni abrigamos creencia alguna con respecto a lo que somos o a Quien nos creó. Tuyo es el camino que queremos hallar y seguir. Y sólo pedimos que Tu Voluntad, que también es la nuestra, se haga en nosotros y en el mundo, para que éste pase a formar parte del Cielo. Amén. (L-189)

Descansa en la quietud de que tus ruegos han sido escuchados y serán contestados.

Descansa en el Amor. ❤

¡Feliz día!

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