El ego no le desea el bien a nadie. (T-15.VII.4:3)

Puede que esta frase te suene, la dijo la madre del niño, el «pescaito» como se le conocía, que fue secuestrado y después asesinado por la pareja de su ex-marido y cuyo caso llenó las televisiones y las redes sociales durante esos días.

Ante las muestras de cariño y de apoyo recibidas durante el tiempo que duró la búsqueda y posterior desenlace del caso, la madre, dándonos a todos una lección de amor pidió públicamente que la gente no se dejase llevar por el odio y por el ataque, y que, como dice la frase que da título a esta entrada: «que se quede el Amor«.

El curso al hablar del perdón lo describe de la siguiente forma:

Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse. El perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en tu propia selección.

«Que se quede el Amor» es una forma de resumir el concepto del perdón tal como se expresa en el texto anterior.

Una forma de pedir que sólo el Amor sea recordado.

El otro día hablaba con una amiga y me contaba una historia con su pareja en la que ella se sintió «desilusionada». A pesar del amor y el cariño que ambos se profesan, ella había elegido quedarse con esa historia de «desilusión» que para ella tenía más peso que todo lo demás.

Nunca te olvides de que siempre ves lo que buscas, pues lo que buscas lo encontrarás. El ego encuen­tra lo que busca y nada más. No encuentra amor porque no es eso lo que busca.

El ego no busca amor, busca la «falta», el ataque.

Busca a alguien que sea responsable de su sentir, de su experiencia.

Sin embargo, todo problema es un problema de percepción.

Todo problema es debido a que estoy percibiendo erróneamente. Estoy percibiendo a través de las lentes del miedo, de mi pasado, no a través de las lentes del amor.

En la película «Before I Fall» que ya he compartido en alguna otra entrada, hay un momento al final de la película en la que la protagonista dice que «recuerda sólo sus grandes momentos«. Sólo recuerda «esos pensamientos amorosos que dio en el pasado, y que se le dieron«. Todo lo demás está olvidado. Todo el dolor, el sufrimiento, la pérdida, el ataque. Todo eso ha desaparecido y ahora recuerda Quien Es.

Ese sueño de separación en su caso ha sido sustituido por un sueño de perdón, un sueño feliz.

¿Te imaginas recordar sólo tus Grandes Momentos? ¿Qué de cada instante de tu vida sólo quedase el Amor? ¿Qué toda percepción errónea fuese sanada?

Ese es el propósito del perdón.

El perdón limpia aquello que sobra, aquello que no está de acuerdo con la verdad, y te muestra lo que siempre estuvo ahí.

El perdón te ayuda a ver todo como una expresión de amor, o una petición de amor.

SÓLO AMOR.

Hace unos años tuve una situación relacionada con mi madre que más tarde se convirtió en una experiencia de lo que esta entrada habla.

Iba a ser el día de Reyes y yo ya había vuelto a Madrid (mi familia no vive en Madrid) así que mi madre me dio mi regalo para que lo abriese ese día.

Por aquella época yo no era muy feliz, me sentía muy desconectada y sola, con mucho dolor emocional.

Llegó el día de Reyes y estaba deseando abrir mi regalo, cual sería mi sorpresa cuando lo abro y ¡veo que es una caja de pastillas para adelgazar! Lo sentí como un insulto. Y me sentí tan mal que empecé a llorar desconsoladamente. Para alguien que siempre estuvo en conflicto con el tema del peso, ese regalo era un «regalo envenenado».

Por supuesto esta situación no hizo más que validar mi vieja historia de falta de amor, de no ser querida.

Fue un día triste, cargado de dolor emocional donde me sentí una víctima.

Años después de este episodio, y ya estando estudiando el curso, no recuerdo muy bien que estaba haciendo pero si recuerdo que esa imagen, ese día volvió a mí pero de una manera muy diferente.

Era como si alguien hubiese limpiado las gafas con las que estaba percibiendo esa situación y me dijese, ahora vas a ver lo que siempre estuvo ahí. Entonces pude sentir, experimentar que mi madre me había comprado las pastillas con todo su amor, no había un ápice en esa acción del ataque que yo había percibido. Ella sabía lo importante que era el tema del peso para mí y quiso regalarme esas pastillas que eran muy caras y que yo nunca habría comprado como una expresión de amor.

En ese momento sentí tal amor y gratitud que lloré de nuevo, pero esta vez de agradecimiento.

El amor siempre estuvo ahí pero yo no era capaz de verlo porque mi historia, mis resentimientos, aquello que había elegido creer acerca de mi pasado lo mantenía oculto.

Pero ese amor siempre había estado ahí.

Mi invitación hoy es a que si hay alguna situación donde todavía no percibes amor, donde estás aferrado a algún resentimiento, o tienes la sensación de que has sido tratado injustamente, estés dispuesto a «que se quede el Amor«.

Puede tratarse de una historia de desconfianza con tu pareja, o de un conflicto con tus padres, de algún recuerdo de tu infancia que todavía no has sanado.

El curso nos recuerda que «no hay grados de dificultad en los milagros«, porque «no hay una jerarquía de ilusiones«.

Para nosotros si la hay, pensamos que no es lo mismo un conflicto con un vecino que por ejemplo un asesinato. Y en forma ciertamente son diferentes, pero el perdón trata con el contenido: amor o miedo.

El contenido de cualquier conflicto es el mismo: culpa y miedo.

La mente que ha decidido sanar convoca a los testigos del amor, como la madre de la que te he hablado al inicio de esta entrada, que nos muestran que esa opción siempre está disponible para cada uno de nosotros, todo el tiempo.

Es una puerta, como veíamos en las últimas entradas, que siempre está abierta.

En cualquier instante que así lo desees puedes elegir atravesarla de la mano de tu maestro interno, de Jesús, que te mostrará aquello que siempre estuvo ahí.

Así que si estas preparado para dejar ir todo ese dolor, permite que «los milagros reemplacen a todos tus resentimientos» y date el regalo del perdón.

El perdón no es para nadie más que para ti, perdonas una falsa percepción tuya, no perdonas a nadie.

Es un recuerdo de que Solo el Amor es Real.

Lo único que se te pide es tu disposición a ver algo diferente, a «que se quede el Amor«.

Como dice el texto que antes compartía, «el perdón es una forma selectiva de recordar que no se basa en tu propia selección«.

Ese cambio de percepción del miedo al amor, que es lo que el milagro es, no tienes que llevarlo a cabo tú.

Es como cuando cambias de canal de televisión, estabas viendo un canal y cuando te cansas de él y quieres ver otra cosa, aprietas el botón del nuevo canal. No haces más. Te das cuenta de que ya no quieres seguir viendo el canal que estabas viendo, y que quieres ver otra cosa, y eliges un nuevo canal.

No tienes que saber como se lleva a cabo ese cambio. Eso no depende de ti. Eso depende de tu maestro interno. Él sabe como llevar a cabo ese cambio, esa es su función.

Tú ( el tomador de decisiones en la mente) tienes el mando a distancia en todo momento, y eliges escuchar el canal del ego, o el canal del Espíritu Santo.

De ti depende entregar tu percepción errónea que no es más que la programación del canal que estás escuchando, tus pensamientos de ataque, de juicio, y pedir, de corazón «que se quede el Amor«.

PD: Al terminar de escribir esta entrada no me sentía bien, algo había ahí, así que decidí unirme a mi maestro interno y pedir guía. Su guía fue: «Que se quede el Amor». Pide «en esta situación que se quede el Amor». Así que me uní a Él con el deseo de que todo aquello que no fuese amor fuese eliminado de mi conciencia. Y así fue. El hecho de estar leyendo esta entrada es el testigo de esa sanación ya que no quería compartirla porque la veía muy «personal». 😉

Gracias por estar dispuesto a «que se quede el Amor«.

Feliz día. ❤

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