Al comenzar el día

PENSAMIENTOS

Hoy empezamos la segunda semana de este Calendario de Advierto. Gracias a todos los que habéis llegado hasta aquí. ❤

Date cuenta en este instante que no estás solo.

Allá donde vas te acompañan tus pensamientos.

Estos te dicen como debería ser tu vida, como fue ayer y cual es tu historia.

Cuando te levantas por la mañana, la voz en tu cabeza se despierta contigo.

Te acompaña a tu trabajo.

Comenta sobre las personas con las que te encuentras, sobre tus compañeros y tus familiares.

Nada se escapa a su juicio.

Siempre tiene algo que opinar sobre las circunstancias de tu vida, sobre tu sentir, sobre tu entorno y sobre ti mismo.

La mayor parte del día puede que no seas consciente de tus pensamientos, pero te acompañan donde quiera que vas, dándole significado a lo que te sucede.

Estás tan tranquilo y de repente, el pensamiento que te saca del cielo surge y te vas con él alejándote de tu paz.

Esa voz en tu cabeza que parece un disco rayado no eres tú.

Si así fuese, ¿quien lo estaría escuchando?

Los pensamientos surgen, brotan en el océano que eres.

Son como pájaros que vuelan por el cielo de tu consciencia, el problema no son ellos, sino tu identificación con ellos.

Si hay una herramienta que me encanta para atrevernos a cuestionar nuestras creencias ese es el trabajo de Byron Katie.

Se trata de cuatro preguntas y una inversión que te ayudan a volver a la paz interior al reconocer, como dice la lección de hoy, que son nuestros propios pensamientos e interpretaciones de lo que sucede lo que nos causan dolor, no los hechos que en el fondo “no significan nada“.

Estás tan acostumbrado a escuchar esa voz que te has creído que eso es lo que eres, y que todo lo que te dice es verdad.

Hoy vamos a recordar que podemos renunciar a todo pensamiento que no sea de suprema felicidad.

En el curso del día

Durante el día de hoy vas a prestar atención tan frecuentemente como puedas a la voz que habla en tú cabeza.

Presta especial atención a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.

Escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente como dice Eckhart Tolle:

observando al pensador.

Hoy vamos a ser conscientes de esos pensamientos, vamos a sacarlos a la luz y darnos cuenta de que como dice la idea de hoy:

Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.

Ten presente esta idea cuando la tendencia a buscar la causa de tu malestar fuera de ti aparezca.

En esos momentos especialmente recuerda que:

Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.

Devuelve la causa a la mente.

Al terminar el día

Dedica unos minutos a revisar tu día.

Cierra los ojos y deja que un pensamiento venga a tu mente.

Puede ser un pensamiento repetitivo que brota de vez en cuando como “no avanzo“, “no se lo que quiero“, “esto no debería ser así“, “debería sentirme bien“.

Mira a ver si hay algún debería que surja en tu mente constantemente.

Deja que el pensamiento surja.

Puede tratarse de un pensamiento sobre ti, sobre tu vida, tu cuerpo, sobre tu entorno, tus familiares o amigos o sobre el mundo en general.

Nota como te sientes al creer ese pensamiento.

Trata de identificar donde lo sientes en el cuerpo.

Puede ser en la zona del estómago como ansiedad o miedo, o en la zona del corazón como tristeza o desesperanza.

Nota si ese sentimiento es más pasivo, como la tristeza, o más activo como el enfado o la ira.

Date cuenta de que se trata solo de un pensamiento.

De una forma de ver las cosas.

Date cuenta de que en este momento te estás creyendo este pensamiento.

Si el pensamiento te causa dolor, seguro que proviene del ego, no de tu verdadero ser.

Jesús nos dice en el Curso:

puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor. (L-284).

Observa que dice “puedes”, no “tienes”.

Existe esa opción, lo que no quiere decir que siempre la sigamos.

Si mantenemos esos pensamientos de dolor, es porque en el fondo existe una razón mucho más importante para nosotros para mantenerlos y no dejarlos ir.

Date cuenta de que la decisión de abrigar esos pensamientos es la decisión de no estar en paz.

Se amable contigo al observar esto.

Te recomiendo que veas este vídeo de Jeff Foster:

Oración de la noche

Padre, Tu Hijo es perfecto. Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de quien soy y de que soy tal como Tú me creaste. Tus pensamientos sólo pueden proporcionarme felicidad. Si me siento triste, herido o enfermo, es porque he olvidado lo que Tú piensas, y he implantado mis absurdas ideas en el lugar donde a Tus Pensamientos les corresponde estar, y donde están. Nada, excepto mis propios pensamientos, me pueden hacer daño. Los Pensamientos que pienso Contigo sólo pueden bendecir, y sólo ellos son verdad. L-281

Descansa en la quietud de que tus ruegos han sido escuchados y serán contestados.

Descansa en el Amor. ❤

¡Feliz día!

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