El regalo de la sombra

La sombra tiene muchas caras: miedo, orgullo, rabia, venganza, maldad, egoísmo, humillación, debilidad, crítica, enjuiciamiento…Y la lista no acaba aquí. El lado oscuro es como el almacén de todos nuestros aspectos inaceptables (todos aquellos aspectos que no queremos ser y todos aquellos aspectos que nos ponen en un aprieto). Son las caras que no queremos mostrar al mundo y las caras que no queremos ni mostrarnos a nosotros mismos.

Todo lo que odiamos, a lo que nos resistimos y lo que no poseemos adquiere vida propia y socava nuestra dignidad. El primer instinto cuando se afronta el lado oscuro es la huida y el segundo negociar con él para que nos deje en paz. Muchos hemos gastado cantidades impresionantes de tiempo y dinero intentando conseguirlo. Pero, irónicamente, son precisamente esos aspectos ocultos que seguimos rechazando los que requieren mayor atención. Al encerrar esas partes de nosotros que tanto nos disgustan, encerramos herméticamente, aún sin saberlo, nuestros tesoros más valiosos. Y por lo tanto, ocultamos lo mejor en el lugar donde menos esperamos encontrarlo. Lo ocultamos en la oscuridad.

Dichos tesoros tratan de emerger desesperadamente y captar nuestra atención, pero estamos condicionados y seguimos rechazándolos. Esos aspectos son como gigantescas pelotas de playa hundidas en el agua y que asoman a la superficie en cuanto desaparece la presión ejercida sobre ellas. La negación de la existencia de estas partes implica un desgaste titánico de energía física para obligarlas a mantenerse por debajo de la superficie.

El poeta y escritor Robbert Bly describe la sombra como una bolsa invisible que todos cargamos a nuestras espaldas. Crecemos y guardamos en la bolsa todos los aspectos que no aceptan la familia y los amigos. Bly cree que las primeras décadas de la vida están dedicadas a llenar la bolsa y que el resto de nuestras vidas lo dedicamos a vaciar la bolsa para romper las barreras que nos hemos impuesto.

Las personas tememos afrontar y aceptar la oscuridad, aunque sea en esa oscuridad donde realmente se encuentra la felicidad y la plenitud que todos ansiamos. La iluminación se produce en el momento en el que la personas se dedica a descubrir su propio yo. Uno de loa mayores peligros de la conocida como Era de la Información es el síndrome del «yo lo sé». Muy a menudo, el conocimiento nos impide experimentar a través del corazón. El trabajo de la sombra no es intelectual; es un

viaje que se inicia en la cabeza y que llega hasta el corazón. Muchos de los que están en el camino de la mejora personal creen haber completado el proceso aun sin haber visto la propia verdad que encierran. Deseamos ver la luz y vivir la belleza del yo superior, pero lo hacemos sin tener en cuenta nuestra propia integración. Experimentar la plenitud de la luz resulta imposible sin antes haber conocido la oscuridad. El lado oscuro es el carcelero de la verdadera libertad. Debemos llenarnos de voluntad y explorar y abrirnos a ese aspecto del yo. Nos guste o no, todos los seres humanos poseemos una sombra. Y si eres incapaz de verla, pide ayuda a tu familia o a tus compañeros de trabajo. Te la mostrarán. Creemos que la máscara que llevamos oculta nuestro yo interior; sin embargo, todo aquello que nos negamos a reconocer de nosotros mismos acaba asomando la cabeza y dándose a conocer cuando menos se espera.

Todo aspecto de nuestra personalidad encierra un don. Todas las emociones y todos los rasgos de nuestra personalidad nos ayudan a descubrir el camino hacia la iluminación, hacia la unidad. Todos poseemos una sombra que forma parte de nuestra realidad total. Nuestra sombra existe para indicarnos el punto exacto donde somos incompletos. Existe para enseñarnos a amar, a compadecernos y a perdonar, no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos. Y la sombra nos cura cuando la aceptamos.

Fuente: Debbie Ford, «Los buscadores de luz». El libro está descatalogado y en este enlace lo podrás leer, click aquí.

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Ejercicio de visualización

El ejercicio que voy a compartir contigo es uno de los que más he utilizado conmigo y con mis clientes con unos resultados en ocasiones asombrosos. Para hacerlo necesitarás un diario, lápices y un bolígrafo.

Hay varias formas de llevarlo a cabo. Una de ellas es no planificar nada y dejar que se te muestre aquello que necesitas trabajar en este momento de tu vida. Aquel aspecto que tienes que aceptar e integrar. La otra forma es pensar en algo que te preocupe, alguna situación que se te resista o alguna emoción recurrente en ti. Lo que vamos a hacer en esta visualización en entrar en contacto con la sub-personalidad, el aspecto de la sombra, responsable de esa conducta, adicción o emoción. Puedes hacerlo de cualquiera de las dos formas. Elige la que prefieras.

Pon música para relajarte si te gusta. Adopta una postura que te resulte cómoda sentada o tumbada ya que vamos a estar un rato en esa posición. Cierra los ojos y centra toda tu atención en la respiración. Inspira suavemente y sin esfuerzo y después expira lentamente. Repite esta respiración y nota como con cada inspiración y expiración te vas sintiendo más  relajado y cómodo. Asegúrate de que cualquier ruido externo sirve únicamente para permitirte viajar más profundamente hacia tu interior…un recordatorio de lo bueno que es dejar el ruido y el estrés del mundo exterior y viajar a la paz y quietud de tu mundo interior. Sigue respirando lentamente y nota si hay alguna tensión como está se va aflojando poco a poco mientras el cuerpo se vuelve laxo, descansado y tranquilo.

Ahora imagina un autobús. Es un gran autobús amarillo lleno de gente. El autobús se para y tu entras en él. Es un día claro y soleado y el autobús emprende su camino. Te mueves por el pasillo central observando a la gente que se encuentra en el autobús. Cada uno de ellos hace referencia a una de tus sub-personalidades, los aspectos de tu personalidad. Hay gente de todo tipo: altos, bajos, adolescentes, niños. ancianos. Es posible que haya también gente del circo, vagabundos y animales. Te acompañan personas de todas las razas, colores y creencias. Algunos te saludan para reclamar tu atención, otros permanecen impasibles. Sigue paseando por el pasillo y visualiza tranquilamente la totalidad de los personajes del autobús. El conductor del autobús te da permiso para que salgas a pasear por un parque cercano con alguna de tus sub-personalidades. Puedes esperar simplemente a que alguna venga a ti, o puedes pedir que la sub-personalidad responsable de la conducta que quieres trabajar o de la situación que te preocupa se ponga de pie. Observa si se ha levantado alguna, puede tratarse de una única o de varias. En el caso de que se hayan levantado varias pregunta cual es la que más necesita hablar contigo en este momento y baja con ella.

Baja con esa persona del autobús y pregúntale como se llama. Entérate de la característica que representa y ponle un nombre (por ejemplo «Alicia, la prepotente», «Alberto, el tímido», «Cristina la graciosa»…). Tómate el tiempo necesario para reflexionar sobre el nombre. Puede ser una metáfora de su esencia. Observa su aspecto y su forma de vestir. ¿Cómo huele? ¿Cómo va vestido? ¿Es hombre o mujer? ¿Qué es lo que más te llama la atención de él/ella? Observa su forma de ser, como se mueve, su lenguaj corporal. ¿Cual es su tono de voz? ¿Cómo te sientes en su presencia? ¿Qué emociones te transmite? Siente como es estar en su presencia, al tratarse de aspectos en sombra, rechazados por nosotros, no nos solemos sentir muy cómodos cuando están presentes. Observa tu reacción al estar con él/ella. Respira hondo de nuevo antes de preguntarle: «¿Qué don me ofreces?«. Recuerda que cualquier aspecto, incluso el que te parezca más delecnable siempre encierra un tesoro en su interior. No busques tú ese don, deja que tu sub-personalidad te lo muestre. Cuando hayas recibido ese don, pregúntale: ¿Qué necesitas de mi para sentirte pleno? ¿Qué necesitas para formar parte de mi vida?. La mayor parte de las veces te sorprenderá su contestación ya que lo que la mayoría necesitan es que les prestemos atención. ¿Cual es el papel que representas en mi vida? ¿Cual es el que te gustaría representar?. Si tu estuvieras al mando de mi vida en este momento, ¿qué harías diferente? ¿Cuales serían las ventajas para mi vida de desarrollar una mayor capacidad de contactar con esa energía? ¿Cómo podrías ayudar a lograr un mayor equilibrio en mi vida? Hazle las preguntas que quieras y estate preparado para escuchar las respuestas. En algunos casos el mero hecho de escucharles, darles voz hace que se produzca una transformación en esa energía que se puede manifestar en un cambio de conducta, de vestimenta, de postura corporal. En otros casos al llevar tanto tiempo rechazadas, puede que notes una resintencia y te cueste entrar en contacto con ellas. Puede que ni siquiera te contesten. Ten paciencia, en ocasiones simplemente permanecer sentados a su lado o cogerles la mano es más que suficiente después de años de rechazo.

Después de obtener todas las respuestas, pregúntale si tiene algo más que contarte. Cuando haya terminado, dale las gracias y regresa con esa persona al autobús.

A continuación abre los ojos y toma el cuaderno. Escribe todo aquello que quieras recordar: su nombre, apariencia, su don, la esencia que representa… Aquello que has experimentado y si ha habido algún cambio desde que bajaste con ella del autobús hasta que volviste a subir. Anota lo que te ha dado como recomendación, ¿hay algo que deberías hacer? ¿alguien a quien deberías llamar?

No te preocupes si tu sub-personalidad no te ofrece todas las respuestas que esperabas. Captar la totalidad de los mensajes requiere tiempo y mucha práctica. Anota una fecha para repetir el ejercicio. Lo ideal es que cada día encuentren un rato para entrar en contacto con esa sub-personalidad y pasar un rato con ella. Escucharla o simplemente estar a su lado hasta que tanto tu energía como la de ella cambien. Cuando la hayas integrado lo sabrás. Sentirás amor y podrás disfrutar al fin del regalo de la sombra. 🙂

Si hacéis el ejercicio y queréis compartir vuestra experiencia, ¡será bienvenida!

Os dejo con esta película de Debbie Ford, coach americana especializada en el trabajo con la sombra. Merece la pena verla. Espero que os guste.

¡Feliz semana! ¡Sed felices! 🙂 <span class="wp-smiley wp-emoji wp-emoji-heart" title="<3

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4 comentarios en “El regalo de la sombra

  1. Coronada dijo:

    En primer lugar darte las gracias por esta entrada tan interesante (la sombra siempre resulta serlo precisamente porque permanece oculta). Quiero contribuir a tu esfuerzo escribiendo un primer contacto con lo primero que me ha rebelado parte de mi sombra a través del ejercicio que has detallado aquí. Gracias.

    Estoy esperando el autobús. Aparece en poco tiempo y se para frente a mí. El conductor abre la puerta y subo. El conductor es un hombre de color y con una gran sonrisa de dientes blancos me da la bienvenida. Le doy las gracias. Empiezo a andar por el pasillo del autobús. A mi derecha, sentada, veo una niña pequeña de pelo rizado y corto, me recuerda a mí cuando era pequeña. A su lado hay sentado un niño también pequeño, ambos de unos 5 o 6 años. La niña está seria, el niño parece más travieso o al menos eso es lo que se refleja en su cara. Un poco más adelante y también a la derecha está un hombre con bigote, un bigote poblado, moreno, y un poco más adelante una anciana, también sentada, que reposa sus manos sobre un bastón que mantiene delante de ella. Un poco más allá, un poco alejada del resto hay una mujer joven muy bella, con el pelo largo claro y unos ojos grandes y huidizos. No veo a nadie más. Pregunto si hay alguien que quiera hablar conmigo, si alguno de los presentes tiene algo que comunicarme. El hombre del bigote me mira pero no dice nada, es la mujer guapa la que se levanta de su asiento y se acerca a mí. Las dos caminamos por el pasillo del autobús y cuando llegamos al conductor este abre la puerta, siempre sonriente, y las dos bajamos y nos sentamos en el banco de un sencillo parque donde hay árboles y verdor. Miro a esta mujer y le pregunto con los ojos si quiere decirme algo y ella no tarda nada en hablar: “Mi belleza es una carga para mí. Tengo miedo de mi belleza y del magnetismo que irradio. Tengo miedo de las consecuencias de esto, de los celos y las envidias que pueda generar en algunas personas que no entienden mi belleza. Me mantengo aislada por esto e intento ocultarla. Se que esto me perjudica mucho porque termino queriendo ocultarla con fealdades para que no sea dañada o incomprendida”
    Le pregunto que podría hacer para beneficio de ella y mío y me responde: “Ayúdame a liberar mi belleza, a mostrarla, a expresarla”. Siento su dolor y le cojo sus manos con las mías, para conectar con ella. Se siente triste y yo también lo estoy. Le pregunto si hay algo más que pueda hacer pero ella simplemente me dice “por favor, empieza con esto. De momento, trabaja con esto”. Nos acercamos al autobús y subimos de nuevo y mientras ella vuelve a su asiento espero por si alguna de las otras personas presentes quiere decir algo, pero no es así. Me bajo del autobús y lo veo alejarse mientras observo cómo la mujer sentada en su asiento parece rodeada de una leve luz.

  2. Leslie R. Moncada S dijo:

    Que hermoso trabajo, mil gracias por compartir esto tan sanador, y le envío bendiciones, porque cada articulo que Ud. escribe, es reconfortante, adecuado al momento de cada persona que lo leemos, al menos para mi, que la Gran Alma le siga brindando creatividad y deseo de compartir, mucha alegría y salud!.

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