Al comenzar el día
LOS MILAGROS
Ayer veíamos que solo el Plan de Dios para la Salvación tendrá éxito, y que nuestro bienestar solo puede provenir de saber y experimentar que somos espíritu.
Si nuestra experiencia es que somos un cuerpo, ¿cómo podemos pasar de esa percepción a la Verdad que Dios nos recuerda?
La respuesta son los Milagros.
Un milagro es un cambio de percepción en la mente.
El Reino del Espíritu es el Amor, nuestro verdadero Hogar, mientras que el reino del ego (cuerpo, separación) es el miedo, que no es más que una invención de nuestra mente confundida acerca de su identidad.
Un milagro es por lo tanto un cambio en la manera de percibirnos a nosotros mismos, a los demás y al mundo.
No es un cambio en el exterior, sino un cambio en nuestra forma de vernos, de interpretar lo que nos sucede.
Una forma diferente de percibir a los demás y al mundo.
Un milagro es un cambio de un sistema de pensamiento basado en el miedo, la separación y la culpa, hacia un sistema de pensamiento basado en el amor, la unión y la inocencia. De un sistema de pensamiento basado en el conflicto y el ataque, a un sistema de pensamiento basado en la comprensión y la indefensión.
Los milagros son expresiones del Amor del Dios y puesto que somos sus Hijos nos pertenecen.
Tienes derecho a los milagros debido a lo que eres. Recibirás milagros debido a lo que Dios es. Y ofrecerás milagros debido a que eres uno con Dios. Una vez más, ¡cuán simple es la salvación! Es sencillamente una afirmación de tu verdadera Identidad. Esto es lo que celebraremos hoy. (L-77.1)
Hoy nos abrimos a recibir los milagros que nos pertenecen por derecho de nacimiento como Hijos del Amor.
Hoy no tenemos miedo de pedirlos y aceptarlos como propios.

En el curso del día
Durante el día de hoy vamos a recordar que:
Tengo derecho a los milagros (Lección 77).
Hoy me abro a recibir en quietud aquello que me pertenece.
Dice la lección:
Pídelos cada vez que se presente una situación que los requiera. Reconocerás tales situaciones.
¿Y cómo vas a reconocerlas?
Muy fácil, cada vez que no te sientas feliz, necesitas un milagro.
Necesitas un cambio de mirada, necesitas un instante de quietud para recordar Quien Eres:
Tengo derecho a los Milagros. Tengo derecho a ser feliz. Soy Espíritu.
Al hacer esto no estás realmente pidiendo nada, no estás pidiendo que la situación cambie, o que esa persona cambie, no estás pidiendo dinero, o una pareja, no estás pidiendo que el escenario de tu vida sea diferente, lo que estás es afirmando tu Identidad.
Te estás salvando al dejar ir la pequeñez, el sentimiento de ser una víctima, alguien impotente, y darte cuenta de que has estado utilizando el Poder de Dios para esclavizarte, para mantenerte pequeño y separado, para mantenerte solo, para mantener una identidad personal.

Al terminar el día
Dedica unos minutos a revisar tu día.
Cierra los ojos y deja que una circunstancia de tu vida o una persona venga a tu consciencia.
Algo que quizás no estés percibiendo adecuadamente y que quieras ver de manera diferente.
El Curso dice:
El Milagro es una corrección. No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso.
Así que el primer paso es contemplar la devastación, ser honesto y reconocer que lo que estoy percibiendo es dolor, o ataque, o carencia, o falta de amor, o enfermedad, culpa, tristeza, ira, enfado, etc.
Ese es el primer requisito, darme cuenta de lo que estoy percibiendo.
Y luego es tomar una decisión: ¿quiero seguir albergando este resentimiento? ¿Quiero seguir creyendo en el ataque, en el dolor, en el miedo, en la enfermedad? ¿Quiero seguir bajo las leyes del mundo y la separación?
¿Quiero milagros o quiero problemas?
Porque realmente solo hay problemas cuando contemplo todo lo que sucede a través de los ojos del miedo.
Tengo que tomar una decisión.
Me tengo que decidir por los milagros y las leyes de Dios (que es sólo una, Amor), o por seguir manteniendo mi pequeño “yo”, mi ego miedoso en cuyo caso no podré escaparme del conflicto.
Así que cada situación es ahora interpretada como una oportunidad de sanar, una oportunidad para unirnos a nuestro maestro interno y pedir que nos ayude, utilizando esa situación, a percibir correctamente.
Ese es el milagro al que tenemos derecho, un cambio de mirada del miedo al amor donde mi enemigo se convierte ahora en mi salvador al señalarme aquello a lo que me estoy aferrando, un resentimiento, y darme la oportunidad de elegir el milagro en su lugar.
Una vez tengas identificada la situación repite para ti en silencio:
Detrás de esta situación hay un milagro al que tengo derecho. No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti (nombre), solo te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho. Visto correctamente, esta situación me ofrece un milagro.

Oración de la noche
“Gracias Padre por mostrarme una nueva forma de percibirme y de percibir todo lo que me sucede a través de los ojos del Amor. Gracias por los milagros que me das y que hoy recibo con alegría.”
Descansa en la quietud de que tus ruegos han sido escuchados y serán contestados.
Descansa en el Amor. ❤
¡Feliz día!

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Un comentario en “Día 2: Los Milagros”