Os dejo con la reflexión sobre la 6ª lección del Curso.
Puedes leer esta 6ª lección en este enlace: Libro de Ejercicios UCDM
LECCIÓN 6
ESTOY DISGUSTADO PORQUE VEO ALGO QUE NO ESTÁ AHÍ.
Esta es una de esas lecciones en las que hay que tener presente lo que Jesús comenta en la introducción del libro de ejercicios:
Algunas de las ideas que el libro de ejercicios presenta te resultarán difíciles de creer, mientras que otras tal vez te parezcan muy sorprendentes. Nada de eso importa. Se te pide simplemente que las apliques tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son verdad.
Así que como estudiantes se nos pide que estemos dispuestos a aprender. Que estemos dispuestos a confiar en la sabiduría y la bondad de nuestro maestro interno, de Jesús.
Estamos empezando el entrenamiento y es normal que nuestra confianza no esté todavía muy afianzada, pero lo que Jesús nos pide es: dame una oportunidad y te demostraré que estoy en la cierto.
Y eso es lo que te sugiero que tengas presentes a la hora de llevar a cabo este entrenamiento, que pienses en Jesús diciéndote: ¿Me darías una oportunidad? Si estás dispuesto te convenceré de que todo lo que te estoy enseñando es verdad.
¿Estamos dispuestos a darle esa oportunidad?
La confianza es la primera característica de los Maestros de Dios, y todos lo somos, es «la base sobre la que descansa tu capacidad para llevar a cabo tu función«.
No se te pide que confíes ciegamente en Jesús, se te pide que te dejes convencer de que puedes confiar en él, y eso lo haces al aplicar las lecciones tal y como se sugieren.
Y algo que quizás pueda ayudarte: no se te pide que creas o recibas con agrado estas ideas, en la introducción dice: «puede que hasta te opongas vehementemente a algunas de ellas. Nada de eso importa, ni disminuye su eficacia«.
Ni disminuye su eficacia. 🙂
Luego su eficacia no depende que tu creencia, de que creas en lo que se dice en ellas.
Su eficacia no depende de ti.
La imagen que se me viene a la cabeza es un televisor. Imagina que estás viendo un canal y que quieres ver algo diferente. Entonces el técnico, que es el experto, te dice: si quieres ver algo diferente utiliza el mando a distancia, observa el canal que estás viendo y luego aprieta el botón del canal que quieres visualizar.
¡Sencillo!
No tienes que entender como funciona el mando a distancia, no tienes que creer en él, tú única función es hacer lo que se te dice: utiliza el mando a distancia.
La eficacia en ese cambio de canal no depende de que creas que apretando el botón correspondiente al canal que quieres visualizar se sintoniza. La eficacia en ese cambio depende única y exclusivamente de que hagas lo que el experto te ha dicho: que utilices el mando a distancia. Punto.
¿Has visto alguna vez a un niño cambiar de canal? ¿Crees que cree o sabe como funciona? ¿Crees que es necesario que lo sepa, que lo acepte, para que al apretar el botón el canal se cambie? No.
La eficacia está en la herramienta. La usas y ¡funciona!
Pero la tienes que usar. 😉
A la hora de poner en práctica estas lecciones a mi me ayuda el recordar que no tengo que creer en lo que las ideas me dicen, que no tengo que aceptarlas, que mi única función es llevar a cabo lo que el experto me indica, ese es mi único papel.
Y eso puedo hacerlo, porque depende única y exclusivamente de mi voluntad, de mi deseo de aplicarlas.
Y las querré aplicar si quiero dejar de sufrir.
¡Hasta puedo oponerme vehementemente a ellas y eso no disminuye su eficacia!
¡Qué alivio!
Eso sí, «sean cuales sean tus reacciones a ellas, úsalas«.
No se requiere nada más.
No se te pide nada más.
No estoy disgustado por la razón que creo. Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.
Estoy disgustado porque quiero hacer real el mundo, lo que implica hacer real el pensamiento que le dio origen.
Quiero hacer real el cuerpo, lo que implica negar mi verdadera identidad.
No puedo negar mi verdadera identidad y ser feliz.
No puedo atacar mi divinidad y la de cualquiera de mis hermanos y ser feliz.
Y es justo eso lo que pretendo hacer cuando sigo considerando que son las circunstancias de mi vida, o el comportamiento de cualquier persona, o el mío propio la causa de mi sentir.
Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí. Estoy percibiendo sin amor.
La causa de mi disgusto es una elección: la elección de negar el amor que eres y el amor que soy.
Lo único real es el Amor. Lo único real es Dios y su Santo Hijo, el Ser que compartimos.
Si estoy disgustado, o triste, deprimido, enfadado, temeroso, ansioso, es porque lo que estoy viendo no es el Amor que somos, lo que estoy viendo es algo que por lo tanto no es real, estoy viendo una ilusión. Estoy viendo el resultado de una decisión en mi mente a favor de un sistema de pensamiento que parte de una premisa falsa: «me he separado del Amor«.
Hoy, al empezar a escribir esta reflexión llegó un momento en el que no me centraba, escribía algo y luego lo borraba, lo veía forzado, no fluía. Y empecé a observar que aparecía el enfado y la tristeza, junto a pensamientos de ataque.
Seguía tratando de arreglar el texto creyendo que esa era la causa de mi malestar.
Entonces hice lo que siempre hago, cogí mi libreta y acudí a Jesús en busca de ayuda.
No se te pide nada más que la uses.
Y puse en práctica esta lección con esta situación.
Creo que estoy disgustada y triste porque esta situación acerca de la reflexión de hoy no fluye, pero estoy disgustada porque veo algo que no está ahí.
Luego me aquieté, permitiendo que ese cambio de canal se llevase a cabo, permitiendo que mi mente fuese sanada.
Yo ya había hecho mi parte, ahora le tocaba a Jesús.
Lo que suelo hacer es lo siguiente:
- Respiro
- Relajo, aquieto mi mente
- Permito, suelto el control
- Espero el milagro (el cambio de percepción del miedo al amor)
Al cabo de un minuto más o menos noté como si se aflojase algo y que el disgusto y la tristeza habían dejado paso a una sonrisa que se dibujó en mi rostro.
Una confirmación de que nuestra única función es permitir que nuestra mente sea sanada.
De que podemos confiar en Jesús.
Lo único que se nos pide no es que entendamos la lección, o que la aceptemos, incluso nos podemos oponer a ella.
¿Quieres ser feliz?
Utiliza cada situación que parezca alterar tu paz para afianzar esa confianza.
Deja que Jesús te enseñe.
Dale esa oportunidad.
Estoy disgustado porque veo algo que no está ahí.
Que la quietud del Cielo envuelva hoy tu corazón.
Feliz día. ❤
PD: Puedes escuchar esta reflexión en nuestro canal de Ivoox:
Ir a descargar
Puedes escucharla también en youtube:
RETO DE LOS 90 DÍAS: INSPIRACIÓN DIARIA PARA EL PERDÓN, LA PAZ Y LOS MILAGROS (INSCRIPCIONES ABIERTAS). (Haz clic en la imagen para acceder a la información)

PRÓXIMAS FECHAS TALLERES ON-LINE (A DISTANCIA) A TRAVÉS DE LA ESCUELA DE LOS MILAGROS:
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS. UNA TRAVESÍA DEL MIEDO AL AMOR. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL PRIMER JUEVES DE CADA MES)
(haz click en la imagen para ir a la información)
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LAS RELACIONES. APRENDER A AMAR Y SER AMADO. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL SEGUNDO JUEVES DE CADA MES)
(haz click en la imagen para ir a la información)
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LA VERDADERA ABUNDANCIA. DE LA MENTE MILLONARIA A LA MENTE MILAGROSA. (PRÓXIMAMENTE)
(haz click en la imagen para ir a la información)


¿ME AYUDAS A MANTENER ESTE ESPACIO?
Si algo de lo que has leído te ha ayudado, y/o inspirado, y sientes contribuir a que este espacio siga existiendo puedes hacer un donativo en este enlace. Gracias por adelantado, tu generosidad sirve para que pueda seguir escribiendo y compartiendo de forma gratuita. ❤
5,00 €
Un comentario en “Reflexiones a la lección 6 de UCDM”