¿Qué clase de día vas a decidir tener?

El día que deseas tener se lo ofreces al mundo, pues transcurrirá tal como lo hayas pedido y reforzará el dominio de tu consejero en el mundo. ¿A qué reino le pertenece tu mundo hoy? (T-30.I. 16:7-8)

 

Hoy tengo un día «bueno».

Vamos a ver, me he levantado igual que ayer con tensión en el cuello y malestar de cabeza, pero hoy he decidido aplicar lo que el curso recomienda en la sección de «Reglas para tomar decisiones«.

Dice así:

Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil  de que este mismo día pueda transcurrir así:

Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta.

Al levantarme he pensado en la clase de día que me gustaría tener: un día conectado a la alegría. 🙂

El día ha amanecido grisáceo y lluvioso, pero eso no me iba a desanimar.

Ya había elegido la clase de día que quería tener.

Esto no quiere decir que no vayan a surgir «tentaciones» de olvidarme de mi decisión y juzgar lo que sucede como «algo que parece amenazar la clase de día que he elegido tener».

Lo que quiere decir, una vez más, es que «no elegiré ser el juez de lo que se debe hacer, y tampoco de aquellas situaciones a las que me vea llamado a tomar una decisión».

Suelo preferir los días soleados a los días lluviosos como hoy. Y suelo pensar que ese simple hecho, el que el día amanezca soleado o no, es suficiente para que mi estado de ánimo se levante igual.

Suelo dejar la responsabilidad de mi estado de ánimo a cómo me levante ese día, a lo que tenga que hacer, a lo que vaya surgiendo.

Si el día va como la seda, si se cumplen mis «expectativas» es un día «bueno». Si no es así, si surge algún imprevisto, algún contratiempo, algo que «no me gusta», es un día «malo».

Creo que la mayoría estamos acostumbrados a funcionar de esta manera, a la espera de que los acontecimientos o las situaciones determinen si será un «buen» día o no.

Hoy hablaba con unos amigos que trabajan en el starbucks y me preguntaban si me gusta la Navidad. Si, me gusta. A ellos, no. Parece lógico pensar entonces que trabajar en un sitio donde la navidad empieza a primeros de noviembre y estás durante 2 meses escuchando villancicos durante 8h no debe ser el mejor plan, y parece justificado en ese caso el estar enfadado.

Pero es una decisión.

No queremos creerlo y el curso es radical en esto (como en todos sus planteamientos).

Nuestro estado de ánimo es una elección (se que probablemente mañana, o en un instante me olvidaré de esto de nuevo 😉 ).

Puede parecer poco amable decirle a alguien que si estás triste, o deprimido, si estás enfadado, esa es tu elección. Pero esto es simplemente porque lo estamos viendo de la mano del maestro equivocado.

Se nos olvida una y otra vez que es una elección.

Si estoy feliz es porque me he dado permiso para ser feliz. Si no lo estoy, es porque me he dado permiso para no estarlo.

Depende de mí.

De nadie más.

Puedo creer que soy feliz porque ha ocurrido esto, o lo otro, o que no lo soy por esta circunstancia, o por la otra, pero el curso es nuestro despertador.

Riiiiiiiiiiiing.

No soy víctima del mundo que veo.

Riiiiiiiiiiiing.

Puedo ver esto de otra manera.

Riiiiiiiiiiiing.

No estoy disgustado (triste, enfadado, deprimido….) por la razón que creo.

Riiiiiiiiiiiing.

Soy responsable de lo que veo (del significado que le doy a lo que sucede). Soy responsable por lo tanto de las emociones que experimento.

Dice en la sección de «Reglas para tomar decisiones»:

¿Qué clase de día vas a decidir tener?

Así que se trata de una elección, una decisión.

Y continúa:

Tu día no transcurre al azar. La clase de día que tienes la determina aquello con lo que eliges vivirlo, y la manera en que percibes tu felicidad el amigo a quien acudes en busca de consejo. Siempre pides consejo antes de tomar cualquier decisión.

Sólo que no nos acordamos.

Todavía no tenemos la suficiente disciplina para mantenerlos alerta antes las «tentaciones», los mensajeros que vienen a llamar a la puerta, y les abrimos sin preguntar si realmente queremos que entren a formar parte de nuestro día.

Se precisa de mucha práctica, honestidad y humildad.

Pero para eso estamos aquí, nuestra vida es nuestro salón de clases. Está «especialmente» diseñado para nosotros.

Todo lo que «parece» suceder está ahí para ti, para ayudarte a despertar. Para señalarte aquello que está bloqueando la presencia del amor, de la felicidad y la paz. Para enseñarte a valorar la paz por encima de todo.

Es un  currículum personalizado que te ayuda a liberar tu mente y a expandirla, al ir mostrándote los límites que te has impuesto.

Pensamos: no puedo experimentar amor en esta situación.

Y Jesús te recuerda: Elígeme a mí, y deja que te enseñe que SI puedes experimentar amor en esta situación.

Creemos a pies juntillas que si esto o aquello no funciona no podemos estar en paz.

Y Jesús de nuevo nos recuerda: Elige de nuevo, y deja que te enseñe que SI puedes estar en paz no importa lo que parezca estar sucediendo.

Un camino amable de no juicio.

Me caí, no pasa nada, me levanto y elijo de nuevo.

Así que la propuesta del curso es: 1) Elige, decide la clase de día que quieres tener (en experiencia, es decir cómo te quieres sentir. Te sugiero que empieces por algo corto que puedas recordar fácilmente a lo largo del día. Por ejemplo: hoy quiero tener un día tranquilo, o un día conectado a la alegría, u hoy quiero sentirme vivo, o quiero experimentar certeza); 2) Recuerda que hay una forma de que tengas exactamente esa clase de día si no tomas decisiones por tu cuenta; 3) Si sucede algo que parece ir en contra de la clase de día que quieres experimentar, recuerda que tu estado de ánimo no depende de lo que sucede, de los acontecimientos de ese día, sino de tu interpretación, del significado que le estás dado a ese suceso, y que esto siempre depende «del amigo (ego/Jesús; miedo/amor) a quien acudes en busca de consejo«.

Y si te extravías por el camino, ten presente que la puerta del perdón siempre está abierta, no te juzgues a ti mismo por elegir bailar al ritmo frenético del miedo.

Recuerda que puedes abandonar a tu compañero de baile en la pista en cualquier momento.

Y elegir un nuevo acompañarte.

Ten presente que se trata de un entrenamiento.

Hay que entrenar.

Y se nos proveerán de infinitas oportunidades para ello.

Así que, ¡a la tarea!

¿Qué clase de día vas a decidir tener?

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Quiero terminar con una canción que «llegó» a mí cuando estaba buscando otra cosa.

Y me atrapó.

Se titula «Pídeme» y al escucharla pude sentir que era un mensaje de Jesús que me decía: Pídeme, Elígeme.

Os dejo la letra porque me encantó.

Ya estoy deseando terminar de escribir esta entrada para levantarme de la silla, ponerla a todo volumen y bailarla como si nadie me estuviese viendo.

Te invito a que tú también lo hagas. 🙂

Soy capaz de no pensar y de saber que lo he encontrado
Podría estar, si es por buscar alguien igual 200 años
Sin comparar, sin despreciar, sin mas que el decorado
No iré a buscar, no iré a por más
Si alguien pasó se me ha olvidado

Sabes igual que yo que no es la suerte
La que nos vino asi de repente
Y entiende que esto es amor, que no te inventen
Cuando no quieren el resto es presente
Ahora escucha y

Pídeme, que tengo de oferta lo eterno
Regalo millones de besos
Y cuentos que tienen final
Pídeme, que doy la amistad con descuento
Abrazos al 30% y olvidos a cuarto y mitad
Pídeme y no tengas vergüenza en hacerlo
Que el único margen que tengo
No es nada que puedas comprar

Soy capaz de imaginar y de inventar formas de pago
Si es por cumplir, no sufras más
Con un te espero ya he cobrado

Sin reservar, sin actuar, sin más, porque he ganado
Si hay que empezar, no se hable más
Tú dime dónde y ya he llegado

Sabes igual que yo que es para siempre
Que no hay remedio por más que intente
Y entiende que esto es amor, que no te inventen
Cuando no quiere, el resto es presente
Ahora escucha y

Pídeme, que tengo de oferta lo eterno
Regalo millones de besos
Y cuentos que tienen final
Pídeme, que doy la amistad con descuento
Abrazos al 30% y olvidos a cuarto y mitad
Pídeme, pídeme, pídeme, pídeme

Tengo vida, tengo aire, tengo fuerza
Tengo risas para darte

Pídeme, no tengas vergüenza en hacerlo
Que el único margen que tengo
No es nada que puedas comprar
Pídeme

Os dejo que me voy a bailar, que hoy he decidido tener un día conectado a la alegría. 🙂

Que la quietud del Cielo envuelva hoy tu corazón.

Gracias por leerme.

Feliz día. ❤

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2 comentarios en “¿Qué clase de día vas a decidir tener?

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