Las relaciones como práctica espiritual

Después de la gran acogida de la 1ª promoción del Taller de los Milagros, que volvemos a convocar en noviembre, ya estoy preparando el siguiente taller on-line que estará enfocado en las relaciones. Puedes ver la información aquí: Taller Relaciones. ❤

Las relaciones son sin duda nuestro mayor campo de aprendizaje, allí donde todos nuestros miedos salen a la luz pero también donde más podemos crecer. Transformar las relaciones de dependencia en relaciones iluminadas es nuestro mayor reto y el objetivo del taller. Un reto que requiere práctica y sobretodo mirar dentro de nosotros  con la voluntad de sanar nuestro dolor.

El texto que hoy comparto con vosotros es del libro «El Poder del Ahora» de Eckhart Tolle y muestra el enfoque que quiero darle al taller de las relaciones que estoy preparando.

Espero que os guste. ❤

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A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo. mientras estás «enamorado», pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física…, momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia. Parece que la mayoría de las «relaciones amorosas» pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor/odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia de afecto. Esto se considera normal. La relación oscila un tiempo, unos meses o años, entre las polaridades de «amor» y odio, y produce tanto placer como dolor. Es bastante habitual que las parejas se vuelvan adictas a estos ciclos. La carga dramática hace que los miembros de la pareja se sientan vivos. Cuando se pierde el equilibrio entre lo positivo y lo negativo, y los ciclos destructivos se presentan con mayor frecuencia e intensidad -algo que acaba ocurriendo antes o después-, la relación no tarda en colapsar.

Puede parecer que todo estaría bien y las relaciones florecerían estupendamente si lograras eliminar los ciclos negativos o destructivos; pero eso es imposible. Las polaridades son interdependientes. No se puede tener una sin la otra. Lo positivo ya contiene en sí la semilla de lo negativo. Ambos son, de hecho, aspectos de la misma disfunción. Aquí estoy hablando de lo que suele conocerse como relaciones románticas; no del verdadero amor, que no tiene opuesto porque surge de más allá de la mente.

Resulta más fácil reconocer como disfuncional el lado negativo de una relación que el positivo. Y también es más fácil que veas el origen de la negatividad en tu compañero o compañera que en ti mismo. La disfuncionalidad puede manifestarse de muchas maneras: posesividad, celos, control, retraimiento y resentimiento no manifestado, necesidad de tener razón, insensibilidad y ensimismamiento, exigencias emocionales y manipulación, tendencia a discutir, criticar, juzgar, culpar o atacar, rabia y venganza inconsciente por el daño sufrido en el pasado a manos de un padre, ira y violencia física.

En el aspecto positivo, estás «enamorado» de tu compañero o compañera. Al principio, éste es un estado muy satisfactorio. Te sientes inmensamente vivo. Tu existencia adquiere repentinamente significado porque alguien te necesita, te quiere y te hace sentirte especial, y tú haces lo mismo por ella o él. Cuando estáis juntos, os sentís completos. El sentimiento puede llegar a ser tan intenso que el resto del mundo parezca insignificante.

No obstante, quizá te hayas dado cuenta de que esta intensidad tiene una cualidad de necesidad y apego. Te vuelves adicto a la otra persona. Él o ella actúa sobre ti como una droga. Cuando la droga está disponible te sientes muy bien, pero la posibilidad o el simple pensamiento de que esa persona pueda no estar disponible provoca celos, posesividad, intentos de manipulación mediante chantaje emocional, culpas y acusaciones; en resumen: miedo a la pérdida. Si la otra persona te abandona, ese hecho puede dar lugar a la mayor hostilidad o a la pena y a la desesperación más hondas. La ternura amorosa puede convertirse en una agresividad salvaje o en un dolor horrible. Y en tal caso, ¿adónde ha ido el amor? ¿Puede el amor transformarse instantáneamente en su opuesto? ¿Fue amor lo que hubo en primer lugar o sólo un apego adictivo?

¿Por qué nos hacemos adictos a otra persona?

La razón por la que la relación romántica amorosa es tan intensa y es una experiencia tan universalmente buscada es que parece ofrecernos la liberación de un estado hondamente arraigado de miedo, necesidad, carencia e incompletitud, que es parte de la condición humana en su aspecto no redimido ni iluminado.

A nivel psicológico, la sensación de carencia o de sentirse incompleto es aún mayor que a nivel físico. Mientras estás identificado con la mente, tu sentido de identidad se fundamenta en algo que es externo a ti. Es decir, extraes tu identidad de cosas que en último término no tienen nada que ver con quien eres: tu posición social, posesiones, apariencia externa, éxitos y fracasos, sistemas de creencias, y así sucesivamente. Este falso yo fabricado por la mente, el ego, se siente vulnerable, inseguro y siempre está buscando algo nuevo con lo que identificarse para sentir que existe. Pero nada de lo que encuentra acaba siendo suficiente para darle satisfacción duradera. Sus miedos perduran; su sensación de carencia y necesidad también.

Y entonces surge una relación especial. Parece ser la respuesta a todos los problemas del ego y satisfacer todas sus necesidades. Al menos así es como se presenta al principio. Las cosas de las que antes extraías tu sentido de identidad se vuelven relativamente insignificantes. Ahora tienes un centro de interés que sustituye a todos los demás, da sentido a tu vida y te permite definir tu identidad: la persona de la que estás «enamorado». Ya no eres un fragmento desconectado de un universo desamparado. Ahora tu mundo tiene un centro: el ser amado. Que el centro esté fuera de ti y que tu sentido de identidad surja de algo externo no parece importar mucho al principio. Lo importante es que los sentimientos latentes de miedo, incompletitud, carencia e insatisfacción, tan característicos del ego, ya no están presentes. ¿O quizá sí? ¿Se han disuelto o siguen existiendo debajo de esa felicidad superficial?

Si en tus relaciones experimentas tanto un sentimiento de «amor» como su opuesto-agresividad, violencia emocional, etcétera-, entonces es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al siguiente. El verdadero amor no tiene opuesto. Si tu «amor» tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona cubre temporalmente. Éste es el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve episodio parece una verdadera salvación.

Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar de la manera que satisface tus demandas, o más bien las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte intrínseca del ego pero habían quedado tapados por la «relación amorosa», vuelven a salir a la superficie. Como en cualquier otra adicción, pasas buenos momentos cuando la droga está disponible, pero, invariablemente, los sentimientos dolorosos reaparecen, los sientes con más intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que quien los causa  es tu compañero o compañera. Esto significa que los proyectas fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor. Y tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, que posiblemente contraatacará. Llegados a este punto, el ego sigue esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para inducir un cambio de conducta en la pareja, de modo que pueda seguir sirviendo de tapadera del dolor.

Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción – alcohol, comida, drogas legales o ilegales, o una persona -, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor. Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca.

Esta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentrasen su atención en el ahora, lo primero que encontrarían sería su propio dolor, y eso es lo que más temen.

Eludir las relaciones en un intento de evitar el dolor tampoco soluciona nada. El dolor sigue allí de todos modos. Es más probable que te obliguen a despertar tres relaciones fracasadas en otros tantos años que pasar tres años en una isla desierta o encerrado en tu habitación. Pero si puedes llevar una intensa presencia a tu soledad, eso podría funcionar para ti.

Fuente: El Poder del Ahora. Eckhart Tolle ❤

Y para terminar ya sabéis que me gusta compatir y recomendar. Mi recomendación de esta semana es la nueva película de J.A. Bayona: «Un mosntruo viene a verme» sobre como enfrentar el dolor y el miedo a la muerte. La recomiendo porque tiene muchas claves como por ejemplo que el monstruo se convierte en nuestra oportunidad de sanar y decir la verdad. Muy buena. 🙂

¡Feliz semana! ¡Sed felices!❤

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RETO DE LOS 90 DÍAS: INSPIRACIÓN DIARIA PARA EL PERDÓN, LA PAZ Y LOS MILAGROS (INSCRIPCIONES ABIERTAS). (Haz clic en la imagen para acceder a la información)

https://elcaminodelosmilagros.com/reto-90-dias/

PRÓXIMAS FECHAS TALLERES ON-LINE (A DISTANCIA) A TRAVÉS DE LA ESCUELA DE LOS MILAGROS:

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TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS. UNA TRAVESÍA DEL MIEDO AL AMOR. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL PRIMER JUEVES DE CADA MES)

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TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LAS RELACIONES. APRENDER A AMAR Y SER AMADO. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL SEGUNDO JUEVES DE CADA MES)

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TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LA VERDADERA ABUNDANCIA. DE LA MENTE MILLONARIA A LA MENTE MILAGROSA. (PRÓXIMAMENTE)

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