Cristo está en el Altar de Dios, esperando para darle la bienvenida al Hijo de Dios. Pero ven sin ninguna condenación, pues, de lo contrario, creerás que la puerta está atrancada y que no puedes entrar. La puerta no está atrancada, y es imposible que no puedas entrar allí donde Dios quiere que estés. Pero ámate a ti mismo con el Amor de Cristo, pues así es como te ama tu Padre. Puedes negarte a entrar, pero no puedes atrancar la puerta que Cristo mantiene abierta. Ven a mí que la mantengo abierta para ti, pues mientras yo viva no podrá cerrarse, y yo viviré eternamente. Dios es mi vida y la tuya, y Él no le niega nada a Su Hijo. (T-11.IV.6)

Mi mensaje ahora y siempre no varía.

Eres espíritu inmortal.

Eres el Santo Hijo de Dios.

Eres inocente.

Eres tal como Dios te creó.

Y nada ha podido cambiar o alterar esto en modo alguno.

Así que siempre estás perdonando tu deseo de que esto no sea verdad.

Eso es lo que el deseo de ser especial es.

Porque si aceptases la verdad de tu identidad, la cual se encuentra accesible en este instante, no podrías más que experimentar dicha y felicidad, pues eso es lo que en verdad Eres.

Eres el júbilo de Dios.

Si esto no hace que saltes de alegría es porque has sustituido la verdad por alguna ilusión que ahora crees que es la verdad.

Es tu verdad, y por lo tanto tu experiencia porque ese es tu deseo.

Siempre experimentas lo que deseas.

Y tu deseo responde a un propósito.

Sólo hay dos propósitos: permanecer dormido, soñando un sueño de separación, de individualidad, de especialismo; o despertar del sueño y reconocer que tu identidad no se encuentra en el sueño sino en la eternidad.

Tu identidad y tu valía te fueron dadas por Dios que es tu Fuente, y lo único que es real.

Todo lo que no es de Dios, ni comparte Sus cualidades no existe ni significa nada, porque una ilusión no es nada.

Es un alucinación.

Así que cuando crees estar dentro del sueño estás alucinando, estás soñando que eres el sueño y te has olvidado de que eres el soñador.

Te has olvidado de que es tu sueño y que nadie más lo está soñando.

No hay nadie ahí afuera, porque no hay nada fuera de la mente.

Las ideas no abandonan su fuente, lo cual es una buena noticia porque eso quiere decir que nunca has abandonado la Mente de Dios, sigues siendo un pensamiento amoroso en la Mente de Dios.

¿Puede un pensamiento amoroso sufrir o experimentar dolor?

¿Puede el espíritu enfermar?

¿Puede la luz esconderse en la oscuridad?

No.

Puedes soñar un sueño de sufrimiento, de dolor, de enfermedad, de oscuridad, pero no puedes hacer que el sueño sea real.

Puedes engañarte a ti mismo y confundirte con un sueño creyendo que algo tiene el poder de afectarte o de dictar tu experiencia…

Nada tiene ese poder excepto tu mismo.

Cada vez que crees sufrir, experimentar dolor, o que crees que alguien puede sufrir o experimentar dolor, enfermedad o ser algo más que perfecto amor, tee stás engañando a ti mismo.

Te has olvidado de quien eres.

Y ese olvido es intencional (tiene un propósito).

No es algo que sucede sin tu consentimiento.

Ese olvido tiene el propósito de defender tu falsa identidad, el concepto del yo que has fabricado y que has elegido en lugar de la verdad.

Todo sueño de dolor, de malestar, de separación es una defensa que eriges contra el Amor de Dios al cual ahora, en tu «demencia» temes.

Tienes miedo de tu propio Ser.

Crees que el Amor te destruirá por un «pecado» imaginario que crees haber cometido pero que nunca sucedió.

La separación nunca sucedió.

El Amor nunca te abandonó.

Dios sigue siendo Amor y tú sigues siendo Su Hijo al cual Él ama.

Al Cual tu amas.

Sólo estás recordando ese Amor.

Estás recordando Quien Eres y donde te encuentras a cada instante.

No eres un cuerpo, nunca lo has sido.

Eliges creer que eres un cuerpo pero tu decisión nunca pudo cambiar la realidad.

La realidad sigue siendo perfecto amor, perfecta paz, perfecta dicha.

Esa es tu realidad a la que estás despertando ahora.

Si, todavía dudas de si estarías mejor sin tu especialismo, yo te aseguro que SI.

Nada del especialismo te ha traído paz o felicidad duraderas.

Nunca has encontrado seguridad o descanso en el mundo.

Así que, ¿por qué seguir buscando aquí lo que no puede encontrarse?

¿Por qué demorar tu regreso al Hogar cuando la puerta está abierta?

Yo te espero al lado de la puerta para cruzarla junto contigo cuando tú así lo decidas.

Porque es tu decisión.

Siempre lo ha sido.

Dormir es tu decisión, y despertar también lo es.

Yo siempre estoy contigo guiándote a cada paso que das.

Guiándote hacia esa puerta en tu mente que permanece abierta.

~ J

Te dejo con una canción de una artista que conocí durante el confinamiento y que me encanta.

Espero que te guste.

Feliz día.

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