Al comenzar el día

DAR

Nadie puede dar lo que no tiene. De hecho, dar es la prueba de que se tiene. Hemos hecho mención de esto anteriormente. Más no es eso lo que hace que sea difícil de creer. Nadie duda de que primero se debe poseer lo que se quiere dar. Es en la segunda parte de la afirmación donde el mundo y la percepción verdadera difieren. Si has tenido y has dado, el mundo afirma que has perdido lo que poseías. La verdad mantiene que dar incrementa lo que posees. (L-187.1)

Parece sencillo admitir que para poder dar primero tenemos que poseer aquello que damos.

Lo que nos resulta más difícil de comprender y aceptar es que dar aumenta lo que tienes.

Esto es así porque nos fijamos en el mundo y en sus objetos.

Si damos algo físico, lo perderemos o dejaremos de tenerlo.

Sin embargo el curso nos recuerda que las cosas que observamos no son más que pensamientos en nuestra mente.

Es decir que:

las cosas sólo representan los pensamientos que dan lugar a ellas. (L-187.2:3)

De esta forma por ejemplo si das 50€ desde el pensamiento de abundancia, estarás reafirmando la abundancia en tu propia mente. Si los das desde un pensamiento de escasez, estarás reafirmando la escasez en tu propia mente.

Lo que das realmente es la idea, el pensamiento detrás del objeto físico.

Por lo tanto no podemos “no dar”, siempre estamos dando.

Estamos dando en función de nuestro sistema de pensamiento.

Y lo que damos da testimonio que lo que creemos ser, un ego pequeño o el Ser.

Alguien condenado al sufrimiento, el dolor y la pérdida, o el inocente Hijo de Dios, el Cristo.

Al dar, bajo la forma que sea, lo que estás haciendo es reforzando esa idea en tu propia mente.

Si lo que das en ataque, recibirás ataque y lo estarás reforzando en tu mente.

Si das juicio, lo mismo, eso será lo que reafirmes en tu mente.

Si das enfermedad, al percibirla en ti o en otra persona, lo que estarás reforzando es la creencia en la enfermedad, y por lo tanto en que eres un cuerpo que puede enfermar.

Al haber olvidado quienes somos y cuales son nuestros atributos, sólo podemos recordarlos al darlos, ya que para poder darlos antes tenemos que ser consciente de que los tenemos.

Por lo tanto al ofrecerlo, antes nos lo damos a nosotros mismos.

Es nuestro acto de dar el que nos hace conscientes de aquello que nos ha sido dado.

Si das paz, estarás recordando que eres Paz, si ofreces amor, recordarás que esa es tu verdadera naturaleza.

Si regalas alegría estarás permitiendo que la alegría te alcance.

No puedes evitar dar pero aquello que des puede aprisionarte a este mundo, o liberarte de él. ❤

En el curso del día

Durante el día de hoy vamos a tener presente la idea de que:

Todo lo que doy es a mi mismo a quien se lo doy. (L-126)

Hoy vamos a elegir liberarnos al liberar a otros.

Vamos a dar para recordar que ya se nos ha dado todo.

Cada vez que te encuentres con alguien, ya sea un encuentro casual o alguien que se te venga a la cabeza, vamos a decir mentalmente:

Te ofrezco paz y dicha, para que la paz y la dicha sean mías.

Hoy vamos a ofrecer paz, para recordar que somos Paz. ❤

Al terminar el día

Dedica unos minutos a revisar tu día.

Cierra los ojos y deja que una persona a la que quieres venga a tu mente. Céntrate en todo lo que te gusta de esa persona, en lo que sientes cuando estás en su compañía. Observa lo que esa persona te inspira. Puede tratarse de ternura, de amor, alegría, admiración, placer, paz. Céntrate en lo que experimentas cuando piensas en esa persona. Trata de percibir donde sientes esa emoción, en que zona de tu cuerpo.

Quédate con la sensación y trata de expandirla. Deja que aumente. Que se extienda más allá de ti.

Ahora observa que todo lo que estás experimentando te pertenece, es simplemente el recuerdo de Quien Eres.

Lo que experimentas procede de ti, es tu decisión, y responde al sistema de pensamiento que estás eligiendo en tu mente.

La belleza que observas es tu belleza, la alegría que observas es tu alegría, la paz es tu propia paz.

Es tu decisión ofrecer esos pensamientos y al darlos no puedes no experimentarlos en ti. 

Al darlos los estás reforzando en tu mente.

Lo que experimentas no depende de la forma, de esa persona.

Sino de tu decisión de ver a esa persona desde el Amor que eres.

El Amor que compartís.

Ahora deja que una persona a la que no tienes tanto aprecio surja en tu mente.

Recuerda que los pensamientos de paz, alegría y amor te pertenecen. Ya los has dado antes.

Recuerda que al darlos te los estás ofreciendo a ti mismo.

¿Quien no querrías darlos?

Ofrece aquello que te pertenece.

Recuerda en ese momento lo que quieres recibir y estate dispuesto a darlo:

(Nombre), te ofrezco paz y dicha, para que la paz y la dicha sean mías.

Oración de la noche

Padre, que hoy recuerde que solo me doy a mi mismo. Y por lo tanto no puedo ser víctima o sufrir. Que todos estamos unidos en un único Pensamiento: el inocente Hijo de Dios, el Cristo. Ahora somos bendecidos y ahora bendecimos al mundo. Queremos extender lo que hemos contemplado porque queremos verlo en todas partes. Gracias.

Descansa en la quietud de que tus ruegos han sido escuchados y serán contestados.

Descansa en el Amor. ❤

¡Feliz día!

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