Quiero ser tan feliz que otros sean felices con sólo mirarme. Yogui Bhajan (si, si, si, ¡me lo pido!).

Esta entrada es para recordarme, y recordar, que no demos por supuesto las cosas, si hay algo que te gusta o algo que quieres agradecer:
no esperes, ¡dilo!
Hoy envié un correo a aquellos participantes del Reto de los 90 días que no habían comentado en los últimos días para ver si seguían con nosotros o no.
Y entoces empezaron a llegar todos esos correos diciendo lo mucho que les estaba ayudando, lo mucho que les gustaba, agradeciendo el trabajo y la oportunidad de poder participar.
Y pensé, ¿what the fuc….?
¿Porque esperamos a que alguien nos diga algo antes de lanzarnos a gritar a los cuatro vientos lo que nos gusta algo por ejemplo, o lo que nos ha ayudado un artículo que hemos leído justo cuando más lo necesitábamos?
Y me incluyo.
¿Porqué razón damos por supuesto que la otra persona ya lo sabe, o que no necesita saberlo?
Si hay algo que te gusta: ¡grítalo!
Si hay algo que te ha ayudado: ¡compartelo!
No te lo quedes.
Yo solía ser de las que se escondían, no comportía, no comentaba.
Creía que ese era mi ADN, ¡falso! ¡totalmente falso!
Compartir, comentar, recomendar, agradecer, está en nuestro ADN (no en el del ego claro).
He escuchado a algunas de las personas que están siguiendo el Reto decir que «ellos no son de los que comentan».
Yo no era de «las que comentaban» tampoco.
Igual sentía el impulso de hacer algo, de poner algo a alguien en facebook y luego pensaba: ¡qué tontería!
Esa vocecita que todos conocemos: la voz del miedo.
Mientras leía los libros de Pam Grout de los que ya he hablado en este espacio sentí que Pam y Tracy Verdugo tenían que conocerse.
Tracy es una pintora a la que sigo en instagram y cuyo trabajo y espíritu me encanta.
Acaba de organizar un taller para mujeres en las islas Fidji (¡me lo pido!) y este año como invitada estaba Elizabeth Gilbert de la cual he leído todos sus libros, sigo en instagram y que ¡me encanta! (también me lo pido el conocerla algún día 😉 ).
No se porqué pensé que tenían que conocerse, pero en otra ocasión habría escuchado a mi voz saboteadora diciendo: ¡qué tontería Iciar! ¡Si no saben ni quien eres! ¡Déjalo estar!
Pero en esta ocasión no lo dejé estar, así que a través de una de sus entradas en facebook se lo puse tal cual: no se muy bien porque razón creo que deberías conocer a Tracy Verdugo, pero elijo confiar.
¡Tal cual! 🙂
¡Y en inglés!
No tienes que saber la razón, simplemente confía en tu intuición, confía en ese susurro divino.
Quien sabe, igual tu eres el eslabón para que dos personas se conozcan y empiecen a colaborar juntas.
¡Quien sabe!
De hecho no hace falta que lo sepas.
¡Simplemente hazlo! ¡Salta al ruedo! ¡Da ese paso!
¡Lánzate a la piscina!
¡Diviértete!
Ahora en lugar de quedarme en la casilla de salida esperando que alguien me invite a la fiesta, me invito yo solita.
Así que si algo me gusta, le pongo un «me gusta».
Si algo me ha llegado justo cuando más lo necesitaba, se lo digo a la persona.
Escribo en perfiles de personas que no conozco, y que probablemente ni siquiera lo van a leer.
Pero….
…eso es algo que yo no se.
Es una suposición que mi crítico interno hace, la voz que cree que lo sabe todo.
Yo no se si ese día esa persona se ha levantado pensando que lo que hace no tiene sentido, y justo al entrar en facebook ha visto mi comentario y algo se ha encendido en su interior.
Hace unas semanas vi una entrada en facebook de Neda Boin, de la que ya he hablado también en otra entrada de este blog.
Compartían una de esas iniciativas de recaudación de fondos en este caso para poder hacer frente a los gastos de su nueva gira por Estados Unidos.
En el momento en que lo leí sentí el impulso de contribuir, pero no lo hice automáticamente lo que abrió la puerta a mi voz de la escasez y el miedo.
Así que no lo hice.
Lo dejé ir.
Pero la voz de la inspiración seguía ahí, puede ser muy persistente cuando quiere, así que pedí guía.
Lo que sentí era que tenía que aportar 100€.
¡100€! Ni hablar, pensé. ¡Pero si no las conozco de nada! ¡Seguro que otras personas que la conozcan lo harán encantados!
¡Ni hablar!
¡No way!
Pero la voz de la inspiración seguía ahí.
Y al final lo hice.
Una vez que lo hice sentí tanto miedo, el miedo a no tener asomó la patita y tuve un momento de: ¡pero qué has hecho! ¡eres tonta!
Cuando te atreves y sigues a tu corazón te va a pasar, la voz del miedo va a saltar para volver a atraparte en sus garras.
Sientes la inspiración, tienes un momento de claridad, y acto seguido en miedo entra y campa por sus anchas.
En Curso dice que es la miedo a la luz.
Entonces pude sentir ese miedo y entregarlo, perdonarlo.
Luego tuve una visión de un puzzle, donde cada pieza es necesaria para conformar el cuadro completo.
Tu pieza es necesaria para que la siguiente pieza encaje.
Si tú no colocas tu pieza, si te dejas arrastrar por el miedo, si te saboteas a ti mismo y juegas a esconderte, ese flujo se rompe.
Cada uno siente la inspiración para algo. Cada unos nos sentimos guiados a algún proyecto que por ejemplo te llama la atención. No a todos nos gusta lo mismo, y eso creo yo que es parte del orden divino. Sino pues habría descompensación, mucho a los que les gustase U2 y nadie al que le gustase el Fari.
Pero no, el Fari también tiene su público (si no conoces al Fari tampoco te pierdes nada, pero si lo quieres conocer aquí va un video).
Cuando lo escuchas (al susurro divino, no al Fari) y te dejas llevar por el, aunque no tengas ni idea de cual es la razón para ello, estás contribuyendo al plan mayor del cual todos formamos parte.
Así que esta entrada es para que no te quedes en el tendido y asumas que ¡que más da! ¡seguro que ya lo sabe! ¡que tontería!
No lo sabes.
No sabes si tu sonrisa, o tu gesto amable puede ser el bálsamo que esa persona necesitaba.
No le dices suficientes veces a esa persona «te quiero».
No le dices suficientes veces a la cajera «gracias».
No sabes si ese «me gusta» por tonto que te parezca puede alegrar el día a esa persona.
O ese testimonio, o ese donativo, o lo que sea.
La semana pasada estaba en mi casa viendo una película y de repenté sonó el teléfono.
Fui a ver de que se trataba y vi que alguien (gracias Juan) había hecho un donativo a través del botón que aparece al final de cada entrada.
¡Si me hubieses visto! Parecía una niña chica. Estaba feliz. En ese momento me apetecía levantarme y ponerme a bailar.
¡Creo que lo hice! 🙂
Cuando me sentí guiada a poner el botón de hacer un donativo una vocecita, (si, esa vocecita de nuevo) me dijo: no se para que lo pones, llevas años compartiendo artículos y nadie hace donativos.
Entonces, ¡bingo! Alguien hizo un donativo y me hizo feliz. 🙂
Así que no des por supuesto nada.
No esperes, ¡dilo!
A tus padres, a tus hermanos, a tus amigos, a los desconocidos, a todo el mundo.
¡Oye, me gusta tu vestido! ¡He leído el libro que me recomendaste y me ha encantado, gracias!
Si te gusta, ¡dilo!
Agradece, piropea, comparte lo que te ayuda, lo que te inspira.
Recomienda libros, restaurantes, tu fisio, tu coach, este taller o aquella película.
Si te gusta, expándelo.
No lo hagas esperando nada a cambio.
Hazlo porque al hacerlo, al dar, como dice el Curso, ya estás recibiendo.
Si das amor, recibes amor.
Si das alegría, recibes alegía.
Si das abundancia, recibes abundancia.
Recuerda lo que dice el Curso:
Todo lo que doy es a mi mismo a quien se lo doy.
Así que, ¿qué quieres recibir?
¡Dalo!
Que no tengamos el impulso de decirlo sólo cuando algo no nos ha gustado.
Que no nos quedemos, como decía en la entrada de ayer, en expandir aquello que no nos gusta, recreándonos en ello una y otra vez.
No, ¡cambia de canal!
Agradece.
Recomienda.
Dale al «me gusta».
Añade un comentario.
Envía una nota de felicitación.
Regala una sonrisa.
Di te quiero.
Escribe una reseña de ese libro que acabas de leer y que te ha gustado.
Pon una nota a ese restaurante que has visitado en este fin de semana donde has comido tan bien y donde te han atendido de maravilla.
¡Dilo!
Estos días he estado hablando con soporte de HP por un tema del ordenador y la chica que me atendió, María, fue súper amable así que ayer se lo dije.
Eso nunca lo habría hecho antes.
No des por supuesto, ¡es su trabajo!
Aunque sea su trabajo, ¡gracias por tu atención!
Así que la entrada de hoy es un llamamiento a no seguir cayados y a agradecer, recomendar, compartir, todo eso que te gusta.
A tu pareja, al chico que todos los días te sirve el café, a tus vecinos en el ascensor.
A entrenar el músculo del agradecimiento.
Así que si has llegado hasta aquí, ¡GRACIAS!
Y si te gusta esta entrada, ¡comparte!
Y si te animas a escribir un comentario, ¡encantada de leerte!
Y si te sientes inspirado a hacer un donativo, ¡genial!
No esperes, ¡dilo!
Feliz día. ❤

RETO DE LOS 90 DÍAS: INSPIRACIÓN DIARIA PARA EL PERDÓN, LA PAZ Y LOS MILAGROS (INSCRIPCIONES ABIERTAS). (Haz clic en la imagen para acceder a la información)

PRÓXIMAS FECHAS TALLERES ON-LINE (A DISTANCIA) A TRAVÉS DE LA ESCUELA DE LOS MILAGROS:
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS. UNA TRAVESÍA DEL MIEDO AL AMOR. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL PRIMER JUEVES DE CADA MES)
(haz click en la imagen para ir a la información)
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LAS RELACIONES. APRENDER A AMAR Y SER AMADO. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL SEGUNDO JUEVES DE CADA MES)
(haz click en la imagen para ir a la información)
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LA VERDADERA ABUNDANCIA. DE LA MENTE MILLONARIA A LA MENTE MILAGROSA. (PRÓXIMAMENTE)
(haz click en la imagen para ir a la información)


¿ME AYUDAS A MANTENER ESTE ESPACIO?
Si algo de lo que has leído te ha ayudado, y/o inspirado, y sientes contribuir a que este espacio siga existiendo puedes hacer un donativo en este enlace. Gracias por adelantado, tu generosidad sirve para que pueda seguir escribiendo y compartiendo de forma gratuita. ❤
€5,00