El otro día estaba meditando y un pensamiento cruzó mi mente: «Comprometete con el Verdad, no con el Curso (Un Curso de Milagros)«. Ese pensamiento ha estado varios días dando vueltas en mi cabeza. No entendía muy bien a que quería referirse así que me senté en meditación y esto es lo que llegó:
Comprometerse con algo es establecer un vínculo. El único vínculo real que existe es la relación con tu Ser. Ningún otro vínculo podrá aportarte lo que estás buscando, esa experiencia de conexión sólo podrá llegar a través del compromiso con la Verdad.
Cualquier otro compromiso que aceptes, incluido el compromiso con el Curso, sólo será un sustituto de esa Única Relación Real.
Cuando te comprometes con algo que no es real, y el Curso es una ilusión, estás invirtiendo en ilusiones, y el resultado de invertir en ilusiones no es la paz, no es la experiencia que estás buscando.
Esto no quiere decir que no seas un estudiante devoto, esto sólo quiere decir que al igual que cualquier otra relación especial de amor/odio, puede ser utilizada por el ego para fabricar una identidad personal: «soy el estudiante devoto del Curso» y una vez que has hecho esto proyectar todos los «debería» o «no debería» que esa identidad precisa.
Cuando has fabricado una identidad de «estudiante devoto del Curso«, tendrás que defender esa identidad, y aparecerán las diferencias. Ahora hay estudiantes más y menos devotos. Estudiantes que siguen al maestro más «purista» y aquellos que siguen al «no tan purista«. Para mantener esa identidad creada tengo por ejemplo que compartir en facebook sólo aquello que está de acuerdo con ella y me diferencia de los demás haciéndome más especial.
Es bueno observar y darse cuenta de estos juegos sutiles del ego espiritual.
En el momento en el que equiparo «soy» a algo más. Soy por ejemplo estudiante del Curso o de otra disciplina, soy budista o soy cristiano. O soy catalán o español. O soy torpe, o inteligente, tendré que defender esa identidad a capa y espada.
Si mi falsa identidad se ve amenazada por algo que sucede, o algo que alguien me dice o hace, sentiré que mis cimientos se tambalean, sentiré el vértigo de estar perdiendo pie. Y en ese momento creeré que el ataque está justificado. Y seguiré levantando más defensas para proteger algo valioso para mí: mi percepción errónea de mi mismo.
Entonces daré con el Curso en la cabeza a todos aquellos que no entran dentro de la categoría de «estudiante devoto y purista del Curso«, aquellos que «no están haciendo el verdadero perdón«. Me eregiré en «defensor de la pureza del Curso» cuando en todo el Curso Jesús no te pide NUNCA que defiendas el Curso porque es consciente de que aquello que necesita defenderse no puede ser real.
La Verdad no necesita defensas. No es una teoría, no es un credo, es una experiencia. Una experiencia que da al traste con cualquier concepto.
Jesús en el Curso te pide que te comprometas con la Verdad, no con el Curso.
No te pide que lo defiendas sino que observes tus defensas porque son los espacios que le estás negando al Amor.
Te pide que seas un Maestro de Dios, no un maestros del Curso.
Cuando estás comprometido con el Curso buscarás la salvación en él y la salvación no está ahí.
El Curso te señala la salida, pero no es la salida.
La salida es tu compromiso con la Verdad, el deseo de tu Ser, de recordar.
Siempre que creo una identidad estoy fabricando tiempo. Sigo viendo lo que me falta para ser un «buen y devoto estudiante del Curso«. Todo lo que me queda por perdonar, que no es más que otra forma de decir: «todavía no estoy preparado«.
Todavía tengo conflictos, todavía juzgo, tengo pensamientos de ataque y me siento víctima de las circunstancias.
Lo que me gusta del ejemplo de Byron Katie o Jeff Foster es que te reafirma en que tu vida no tiene que ser perfecta, tu cuerpo no tiene que ser perfecto, tus relaciones no tienen que ser perfectas para ese instante en el que la luz de la comprensión tome el lugar de la confusión.
El Curso es una herramienta y como toda herramienta funciona si prestas atención a sus instrucciones y las pones en práctica. Y en ese camino irás encontrando los maestros, libros o escritos que te ayuden a comprenderlo para poder aplicarlo. ¿Encontrarás resistencias a lo que dice? ¡Claro! Pero una vez más tu propio compromiso con el Verdad irá despejando las dudas y aclarando tu mente, liberando el miedo.
Como toda herramienta su función es hacer aquello para lo que fue fabricada, no darle a alguien en la cabeza, utilizarla como un arma de ataque o usarla para crear diferencias y separar.
Lo que más me gusta de personas como Byron Katie o Yolande Duran es que no tuvieron ningún maestro. No eran buscadoras. No pertenecen a ninguna escuela o disciplina. Ellas no necesitaron de un proceso. Eso me demuestra que la herramienta no es la solución así que no le demos tanta importancia o nos creamos tan especiales por ser estudiantes del Curso o de cualquier otra disciplina.
Usa la herramienta mientras la necesites pero no te hagas dependiente de ella. No crees una personalidad asociada a ella.
Cuando dejas que el Espíritu Santo, que tu maestro interno tome el control de la Expiación (des-hacer) dejas de preocuparte por «cuando» sucederá ese despertar. Te concentras en este instante. Si en este instante no estás en paz sabes que estás creyendo algún pensamiento estresante, sabes que estás viendo esa situación o a esa personas a través de los ojos del ego, del miedo, de la separación. Que lo que estás viendo es una imagen proyectada por tu mente y que es esa imagen la que te está traicionando, o atacando. Que sólo tus propios pensamientos te pueden hacer daño. Entonces tu compromiso con la Verdad, con la paz, hace que pidas ayuda, y tu humildad al desconocer lo que más podría ayudarte en este instante, actúa como una rendija que permite que la luz llegue a tu conciencia.
Te permites ser guiado.
Te permites que se te recuerde que ya estás preparado, y que nunca vas a estar más preparado que en este mismo instante.
Así que puedes respirar, relajarte. Son buenas noticias. 🙂
Puede que incluso sonrías.
Nunca vas a estar más preparado que en este instante.
ESE ES EL MILAGRO. 🙂
Puedes seguir pensando que todavía no estás preparado y seguir fabricando tiempo, un futuro donde ya lo estarás, o puedes aceptar el milagro, aceptar la Expiación para ti mismo, que no es más que el reconocimiento de que lo que estás buscando ya está presente en este mismo instante y rendirte a su abrazo.
La paz está preparada para acogerte cuando le des la bienvenida.
Yo le estoy profundamente agradecida a mi maestro interno porque el Curso llegase a mi vida.
Pero mi compromiso no es con el Curso, es con la Verdad. Eso me hace libre porque quizás mañana mi camino sea otro y no me sentiré obligada a serle fiel, ni sentiré que le estoy traicionando si me voy con otro. 😉
A día de hoy sigue siendo mi camino con corazón y puede que lo siga siendo durante mucho tiempo, o puede que mi idilio termine mañana. No lo sé. No puedo saber lo que es mejor para mí. ❤
Te dejo con un vídeo de Byron Katie donde trabaja con la creencia de que «Estoy enfadada con los iluminados«. Me encanta la sencillez con la que consigue que la persona se de cuenta de sus propias mentiras, los pensamientos estresantes que está creyendo y tome la decisión de cuestionarlos.
La realidad se esconde detrás de cada pensamiento, de cada defensa, que sostenemos.
Como ella dice: cuestionas un pensamiento y estás iluminado, te crees un pensamiento estresante y estás dormido.
Es a cada instante.
Hoy, antes de publicar esta entrada me puse a leer el libro del que os hablé en el último post de este blog, Mil nombres para el gozo, y me encontré con este texto que hace referencia al pensamiento que abre esta reflexión:
La voz interior es con quien estoy casada. Todo matrimonio es una metáfora de ese matrimonio. Cuando me comprometo, lo hago con mi propia verdad. Estoy casada sólo con Dios: la realidad. Ahí es dónde está mi compromiso. No puede ser con una persona particular (o cosa).
A menos que te cases con la verdad, no existe verdadero matrimonio. Cásate contigo mismo y te has casado con nosotros. Nosotros somos tú. Esa es la broma cósmica.
~ Byron Katie
¡Feliz día!
Un abrazo enorme,
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Un comentario en “No te cases con el Curso”