Hola, hace tiempo que no comparto en este espacio pero ayer me encontré con este texto que me gustó mucho. Es una reflexión acerca de las lecciones de Un Curso de Milagros y su práctica.
El plan del ego para la salvación es ver nuestra felicidad supeditada a algo externo. Su mantra es:»si esto fuera diferente (lo que sea que quieras cambiar en este instante) yo sería feliz«. De esta forma estamos condicionando nuestra felicidad a algún suceso futuro fuera de nosotros, y dándole el poder a ese símbolo (objeto o persona) para hacernos felices e infelices. Al actuar de esta manera estamos llamando al miedo, a la culpa y al dolor.
El plan del Espíritu Santo para la salvación es el perdón, el verdadero perdón del Curso que como el mismo dice: «el perdón es tranquilo y sosegado y no hace nada…observa, espera, y no juzga«.
Esta semana algunos de los alumnos de la ESCUELA DE LOS MILAGROS me han planteado preguntas sobre los momentos en los que estás atravesando un desafío y no puedes escuchar a tu maestro interno ni alcanzar la paz.
Hay momentos en los que estamos atravesando una etapa difícil y donde parece que nada nos funciona. Estamos atrapados en medio del conflicto y no encontramos una salida.
En esos momentos lo más importante es ser bondadosos con nosotros mismos y recordarnos que se trata de una proceso, que estamos aprendiendo.
Cuando el miedo está presente es muy difícil escuchar a tu maestro interno porque el propio miedo y la culpa hacen que lo mantengas alejado de tu conciencia y no pueda acercarse.
Esta es la respuesta de Kenneth Wapnick, maestro del Curso, a una persona que está atravesando un momento difícil y que todos podemos aplicarnos en algún momento.
“No haces nada salvo decir: “estoy haciéndolo lo mejor que puedo. Se trata de una etapa desafiante y trataré de recordar tan rápidamente como pueda“. Eso es todo. El problema no es la “diminuta y alocada idea” (haciendo referencia a una línea del Curso) sino el tomarla en serio .
“Una diminuta y alocada idea, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse, se adentró en la eternidad, donde todo es uno. A causa de su olvido (de reírse y tomarla en serio) ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales. Juntos podemos hacer desaparecer ambas cosas riéndonos de ellas, y darnos cuenta de que el tiempo no puede afectar a la eternidad. Es motivo de risa pensar que el tiempo pudiese llegar a circunscribir a la eternidad, cuando lo que ésta significa es que el tiempo no existe”.
Así que el problema no es que te estás olvidando de perdonar, ni salir del momento presente y quedar atrapada por el mundo, pero si tú juzgas eso, si te sientes culpable, entonces estás conservándolo (el sistema de pensamiento del ego que mantiene que la separación es real).
Si puedes mirar al asunto sin juicio entonces dices: “Estoy haciéndolo lo mejor que puedo. Todavía me siento tentada por mi ego, y aún estoy usando el mundo como defensa, pero eso no me convierte en una mala persona“.
El problema no es nada del ego; el problema es que nos lo tomamos en serio.
Así que cuando nos descubrimos tomándolo en serio, la respuesta es mirar con Jesús que simplemente sonríe.
Mantente pidiéndole a Jesús que te ayude a acordarte de sonreír. 🙂
~ Entrevista a Kenneth Wapnick
Es importante recordar que el Curso habla a la mente, no habla a nadie en el mundo. El Curso habla al tomador de decisiones en la mente. Ese tomador de decisiones, el Hijo de Dios, se ha identificado con el ego y se ha olvidado que es mente cayendo en un sueño donde ahora cree ser lo que no es (un cuerpo).
El Curso te lleva a darte cuenta de que eres mente, eres el soñador del sueño, no un personaje en el sueño. Por eso dice que estás soñando tu propio sueño. No es el sueño de Iciar, o de Ana, o de Carlos. Es el sueño de la mente que ahora se cree Iciar, Ana o Carlos. Es importante darse cuenta de esto para poder llevar a cabo el verdadero perdón y para despertar del sueño que es el propósito del Curso. No tener una vida más feliz, o vivir en el mundo más tranquilamente sino despertar de la pesadilla de este «planeta psicótico», como diría Gary Renard (autor de «La Desaparación del Universo»).
Así que cuando se dice que le pidas a Jesús que no te olvides de reír, se refiere a ti como mente, no a tu identificación personal.
Sonríes porque te das cuenta de que estás soñando, que esa pesadilla no es real, que tú sigues siendo tal como Dios te creó: Espíritu completo e inocente. Y te unes a Jesús, a tu maestro interno fuera del campo de batalla del mundo y lo observas con Él sin juicio.
«El milagro mira a la devastación y le recuerda a la mente que lo ve es falso».
Perdonar es mirar al ego sin juicio. Así que miro a mis pensamientos de conflicto, a mis defensas, a mi deseo de ser especial, a mis resentimientos sin juicio. Pero tengo que mirar de frente al ego, tengo que ser consciente de mis pensamientos, de mis sentimientos, de las historias que me cuento. Por esa razón en los talleres se pide en el compromiso que durante los 25 días del taller te mantengas vigilante de tu mente.
“El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los secretos que le hayas ocultado. Ábrele todas las puertas y pídele que entre en la obscuridad y la desvanezca con Su luz. Si lo invitas, Él entrará gustosamente. Y llevará la luz a la obscuridad si le franqueas la entrada a ella. Pero Él no puede ver lo que mantienes oculto. Él ve por ti, pero a menos que tú mires con Él, Él no puede ver. La visión de Cristo no es sólo para Él, sino para ti y para Él. Llévale, por lo tanto, todos tus pensamientos tenebrosos y secretos, y contémplalos con Él. Él abriga la luz y tu la obscuridad. Ambas cosas no pueden coexistir cuando las contempláis juntos. Su juicio prevalecerá, y Él te lo ofrecerá cuando unas tu percepción a la Suya”. (T-14.VII.6)
Esto es todo lo que tienes que hacer. Todo lo que se te pide. Que te mantengas vigilante de tu mente y no quieras mantener oculto y alejado del amor ningún pensamiento de ataque, ningún juicio o interpretación que no te aporte paz.
El problema es la identificación con el ego, y la solución es volver a la mente y observar que al elegir al ego no te ha ido muy bien, pero que tú (mente) lo has elegido (y esto lo sabes porque no te sientes en paz, tu sentir es el GPS que te muestra con que maestro te has identificado). Al darte cuenta de que ha sido tu elección, puedes hacer lo que el Curso te pide: «elegir de nuevo». Elegir a un nuevo maestro, elegir el amor, a Jesús, a tu maestro interno o al símbolo en tu mente que represente el Amor de Dios.
Y te dejo ahora con el texto que quería compartir hoy. Espero que te guste. 🙂 ❤
~Reflexiones de Sarah – UCDM – Lección 117. Repaso III ~
«La felicidad es un reflejo del Amor de Dios en el mundo. Somos más felices cuando el Amor que somos es extendido a través de nosotros, porque entonces sabemos que se encuentra en nosotros. Esto fue muy bien ilustrado en una película que vi titulada «About a Boy» (“Un Gran Chico”) con Hugh Grant. El personaje principal, Hugh Grant, pasaba la mayor parte de sus días dedicando el tiempo a distracciones que él pensaba le harían feliz. Distribuía cada día en unidades de tiempo – todas estas unidades para hacer ejercicio, todas estas otras para salir a comer, estas para el programa de televisión favorito, y así sucesivamente. El tiempo para él consistía en lo que algunos llaman “matar el tiempo” en la búsqueda de distracciones.
Sin embargo, todo en última instancia carecía de sentido para él, aunque pensaba que esto es lo que le daría la vida feliz que anhelaba. No fue hasta que se acercó a ayudar a un niño que sintió la verdadera felicidad. Al igual que en la película, tenemos que ir más allá de las falsas ideas de aquello que nos traería la felicidad. También se nos pide mirar más allá de nuestras ideas de lo que nos haría felices y busquemos la condición genuina. Esto significa que necesitamos estar dispuestos a ser enseñados porque hemos estado equivocados. Siempre nos extraviaremos cuando busquemos las respuestas por nosotros mismos. Somos como el niño que recibe un juguete, pero que prefiere la caja en la que viene y llora cuando se la quitan. Nosotros también necesitamos ayuda para distinguir lo que es valioso de lo que no lo es.
Conseguir un nuevo automóvil, una nueva casa, un nuevo ordenador, un nuevo trabajo, una nueva relación, y todo lo que soñamos, sólo nos darán pobres sustitutos para la paz y el amor que esperamos encontrar en estas cosas. Después de la fiebre inicial, cuando recibimos lo que pensamos que queremos, terminamos con una sensación de vacío. La paz y la felicidad que estábamos buscando a través de estas cosas se escapan de nosotros. A pesar de que este es el caso, renunciar a lo que pensamos nos traerá la felicidad nos traería sufrimiento si creemos que estamos siendo privados. Creo que fue Jim Carey el que dijo: “Espero que consigas todo lo que piensas que quieres, para que puedas ver que ninguno de ellos te trajo la felicidad.” No somos malos o culpables por buscar las cosas de este mundo. Sin embargo, mientras más pronto veamos que no son la fuente de nuestra felicidad, más pronto buscaremos la felicidad donde realmente está.
El movimiento de la Nueva Era se centra en el poder de nuestras mentes para manifestar lo que queremos en favor de nuestra felicidad percibida. Cuando estos son cosas materiales, deseos superficiales, y especialismo, los cuales son todos sustitutos para Dios, no nos harán felices. De hecho, sólo nos traen más dolor. Una vez más, no nos hace malos o culpables el buscar estos sustitutos. Sólo necesitamos entender que son, en última instancia, carentes de significado y no nos satisfarán ni nos traerán la verdadera felicidad. No sabemos lo que más nos conviene. Al igual que el niño, no sabemos lo que realmente queremos.
No hay duda de que las afirmaciones funcionan y pueden manifestar lo que pensamos que queremos. La mente es poderosa y cuando centramos nuestra mente e intención en lo que pensamos que queremos, ciertamente podemos hacerlo realidad. No hay nada de malo con eso. Jesús no está tratando de hacernos sentir culpables por buscar lo que pensamos que queremos. Todos vinimos aquí para encontrar algo que el mundo no nos puede entregar. Hasta que nos demos cuenta de que esto es así, perseguiremos estas cosas. Sin embargo, Jesús nos está mostrando que nuestra paz y felicidad sólo se pueden encontrar en lo eterno y no en lo efímero. Si bien hay un valor en reconocer cuán poderosas son nuestras mentes y que, efectivamente, pueden manifestar lo que pensamos que queremos en el mundo, con el tiempo aprendemos que nada aquí nos trae nada de valor. De hecho, no nos aportan nada en absoluto.
Lo que es verdaderamente valioso es si lo que elegimos durará para siempre, si sirve al propósito de despertarnos de este sueño, y si todos se benefician de nuestra elección. “Cuando dejas que tu mente se ocupe de asuntos corporales, de las cosas que compras y de lo que es eminente de acuerdo con los valores del mundo, estás invitando al pesar, no a la felicidad.” (W.133.2.2) Esta Lección dice que cada elección que hacemos nos traerá todo o nada.
Ciertamente puedes aprovechar el poder de la mente para manifestar cosas en el mundo, pero estas cosas no nos traerán una experiencia de la paz, el amor o el reconocimiento de nuestra inocencia. Desde luego, el Curso también contiene muchas afirmaciones. La diferencia es que afirman la verdad sobre nosotros mismos. Seguimos siendo tal como Dios nos creó. Somos amor, ilimitados, plenos y completos. No necesitamos hacer nada para convertirnos en lo que ya somos en verdad. “Cuando la paz llega por fin a los que luchan contra la tentación y batallan para no sucumbir al pecado; cuando la luz llega por fin a la mente que se ha dedicado a la contemplación; o cuando finalmente alguien alcanza la meta, ese momento siempre viene acompañado de este feliz descubrimiento: «No tengo que hacer nada».” (T.18.VII.5.7) (ACIM OE T.18.VIII.67) En otras palabras, estamos afirmando lo que ya tenemos y lo que ya somos. No estamos tratando de manifestar algo que no sea nuestro ya.
Nuestro objetivo al aplicar estas Lecciones es preparar nuestras mentes para aceptar la Expiación para nosotros mismos. ¿Qué es la Expiación? Es el reconocimiento de la verdad sobre nosotros mismos. Vemos el amor que ya está en nosotros cuando lo extendemos. No podremos conocerlo hasta que lo entreguemos. En la película, el personaje interpretado por Hugh Grant se da cuenta de esto cuando él le da al niño, quien entra en su vida, los regalos de su tiempo y atención, sin esperar nada a cambio. Él está sorprendido por la infusión de verdadera felicidad y bienestar que experimenta. Es algo que nunca ha conocido. Es el poder de dar y recibir que viene a través de la unión. Así es como nos damos cuenta de que el amor está en nosotros.
El amor es la felicidad, pero no de la manera habitual de este mundo, donde esperamos algo a cambio. En otras palabras, el amor especial es acerca de dar con el fin de obtener. Es acerca del regateo y la reciprocidad, donde intercambiamos lo menos posible para obtener tanto como sea posible. Esta es la definición del ego del amor, donde tratamos de obtener algo a cambio de igual o mayor valor por aquello que damos. Incluso Jesús nos dice que él no es especial, sino que es nuestro hermano y nuestro igual. Compartimos la misma naturaleza con él y con todos los demás. Sí, nuestros hermanos van a cometer muchos errores, pero el perdón nos ayuda a ver más allá de ellos a la verdad de Quiénes son. Perdonar es mirar más allá de las apariencias, porque no podemos perdonar lo que hemos hecho real. Por eso Jesús dice: perdona a tu hermano por lo que él no hizo. La razón por la que él dice esto se debe a que no hay efectos reales como un resultado de su comportamiento. Él nos está mostrando que es lo que se encuentra en nuestras propias mentes lo que necesita curación.
Esto no es una cosa fácil de hacer, por esa razón necesitamos invocar al Espíritu Santo, para que nos ayude a ver la verdad en nuestros hermanos, y así podamos conocerla en nosotros mismos. Esto requiere que miremos nuestros propios errores, los cuales proyectamos en nuestros hermanos. “Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido.” (W.115.(99).1.2) En otras palabras, lo que veo en mis hermanos son sólo mis percepciones erróneas basadas en mis proyecciones de juicio hacia mí mismo.
Si no soy feliz hoy, “Por lo menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora.” (T.30.I.8.2) (ACIM OE T.30.II.16) En esta sección: «Reglas para tomar decisiones», se nos da un proceso para ayudarnos a reconocer que tal vez nuestros juicios acerca de nuestros hermanos han estado equivocados y estamos dispuestos al menos a admitir que tiene que haber otra manera de ver. Este pensamiento nos abre a estar un poco más dispuestos para elegir otra manera de ver, al abrir la mente y estar dispuestos a que se nos muestre que “tal vez hay otra manera de ver esto. ¿Qué puedo perder con preguntar?” (T.30.I.12.3-4) (ACIM OE 30.II.26) Al cuestionar nuestra manera de ver, soltamos la mente lo suficiente como para abrirnos a otro punto de vista. La mente “Yo sé” está cerrada y no está dispuesta a dejar de lado sus percepciones y sus juicios. Jesús nos está pidiendo precisamente esta pequeña dosis de buena voluntad.
La lección de hoy nos recuerda: “El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio.” (W.117. (104) .2.2) Existe una gran felicidad en abrir nuestros corazones al amor y un gran dolor al retenerlo. Cuando experimentemos este tipo de dolor, es importante reconocer que, de hecho, hay otra manera de mirar todo. Pasar de la obstinada resistencia a la disposición es un gran comienzo. Sí, cuando sintamos un gran dolor, requerirá de paciencia para pasar a través de él. No podemos apresurar el proceso, ya que esto dará lugar a un bypass espiritual. Ten el coraje sólo de estar con ello y permite que los sentimientos sean vistos y sentidos para que puedan ser quemados en el “fuego sagrado”. Esto requiere valentía, pero no vamos solos. Descansa en el conocimiento de que estás respaldado en cada paso del camino. Deja que la mente observe el proceso por encima del campo de batalla. Recuérdate a ti mismo que independientemente de lo que estés sintiendo, todavía te encuentras a salvo en los brazos del amor. Acepta el proceso como parte del viaje a través de la oscuridad hacia la Luz en el otro lado.
El amor que estamos buscando ya se encuentra en nosotros. Descubrimos que está en nosotros cuando llevamos nuestros obstáculos al amor a la luz de la verdad. Podemos hacer una elección en favor de la felicidad examinado todos los pensamientos y creencias que nos impiden ser felices, ninguno de los cuales son verdaderos. De esta manera, llegamos a reconocer que “El amor, al igual que la dicha, constituyen mi patrimonio. Éstos Son los regalos que mi Padre me dio. Aceptaré todo lo que en verdad me pertenece.” (W.117. (104) .2.2-4) Es tan opuesto del mensaje del ego para nosotros, el cual es que Dios quiere que sufras y expíes por tus pecados. El perdón corrige esto y constantemente nos recuerda los regalos que nos aguardan al otro lado de nuestro dolor. Nuestra herencia es el amor y la dicha.
Apliquemos la Lección a cada preocupación, problema, situación o relación que se presente durante el día. Tratemos de recordar la Lección de la hora en punto:“Dios, al ser Amor, es también felicidad” (W.103) y media hora después: “Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.” (W.104)
Amor y bendiciones, Sarah ❤ «
~ ACIM Edmonton – Sarah’s Reflections – LESSON 117
Review III ~ Lesson 103 and Lesson 104
Os dejo con el trailer de la película a la que hace mención este texto: «About a Boy», que se tradujo como «Un niño grande«.
Un abrazo enorme,
RETO DE LOS 90 DÍAS: INSPIRACIÓN DIARIA PARA EL PERDÓN, LA PAZ Y LOS MILAGROS (INSCRIPCIONES ABIERTAS). (Haz clic en la imagen para acceder a la información)

PRÓXIMAS FECHAS TALLERES ON-LINE (A DISTANCIA) A TRAVÉS DE LA ESCUELA DE LOS MILAGROS:
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS. UNA TRAVESÍA DEL MIEDO AL AMOR. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL PRIMER JUEVES DE CADA MES)
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TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LA VERDADERA ABUNDANCIA. DE LA MENTE MILLONARIA A LA MENTE MILAGROSA. (PRÓXIMAMENTE)
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