Esta pregunta fue el origen de la experiencia de los 90 días para el perdón, la paz y los milagros.
Cuando empecé no tenía ese nombre, ni sabía que en algún momento lo compartiría.
En ese momento empecé con una «práctica» que sigue a día de hoy.
Esa «práctica», si podemos denominarla así, es al empezar el día sentarme, coger mi libreta en mi caso porque me gusta escribir, y preguntarle a Jesús:
¿Qué lección necesito reforzar en mi mente hoy?
Luego simplemente me aquietaba, y me sentía guiada a una lección del libro de ejercicios, o a una sección del texto.
Hace un tiempo escuché de un estudiante del Curso una metáfora que me gustó.
Decía que el Curso de Milagros es como una gran caja de regalos.
Una caja de regalos dispuestos a ser desenvueltos.
El Curso nos habla por ejemplo, del perdón, de los milagros, del instante santo, del mundo real, de la separación, del estado de gracia.
Cada uno de esos conceptos es un regalo.
Luego están las lecciones, 365 lecciones.
Cada lección es igualmente un regalo que se nos hace.
Cuando nos inicimos en el estudio del Curso no tenemos ni idea de que es el perdón, o de que son los milagros.
Después de un tiempo de estudio puede que todavía nos encontremos preguntándonos que significa perdonar, o como perdono en esta situación, o en aquella.
El Curso es precisamente eso, un curso, algo que tenemos que estudiar, practicar.
Al igual que cuando estabamos en la escuela, no vamos a la clase de día creyendo que ya tenemos que saber lo que se nos va a enseñar.
De hecho si ya lo supiésemos no tendríamos que aprenderlo.
En ese momento podríamos licenciarnos de esa asignatura.
Con el Curso pasa lo mismo.
No tenemos que saber lo que es el perdón, cuando nos iniciamos en su estudio.
Lo que si tenemos que tener es la disposición, el deseo de aprender que es.
Y tenemos el mejor maestro para enseñarnos.
Su función es enseñarnos, y lo hace gustosamente, con paciencia infinita. 🙂
Así que si te encuentras con dudas con respecto a cualquier término del Curso pídele ayuda a Jesús.
Pídele que te enseñe que es el perdón, o como aplicar el perdón a esa situación.
Pídele que te muestre que significan los milagros, o el instante santo.
Esa es su función.
La función del maestro es enseñar, la del discípulo estar dispuesto a aprender, a dejar que se le enseñe.
Nuestra parte es ser un alumno feliz.
Y dice Jesús en el Curso que un alumno feliz es el que es consciente de su propio infelicidad.
Porque entonces tendrá la motivación para escuchar.
Recuerda que lo que deseas es la experiencia, no una mayor comprensión intelectual del Curso.
Lo que buscamos es la experiencia de la paz, del amor, de la dicha, de la felicidad.
Ese es nuestro deseo, el anhelo de nuestro corazón.
La motivación es precisamente el ser conscientes de que esa no es nuestra experiencia.
El ego quiere conocimiento, quiere entender, quiere saber.
Pero ese conocimiento experiencial no viene a través de una comprensión intelectual, mental, sino a través de la practica.
Es la practica la que te lleva a la experiencia que el Curso apunta.
Así que es útil el mantener en la mente lo que Jesús nos dice en la introducción del libro de ejercicios:
Algunas de las ideas que el libro de ejercicios presenta te resultarán difíciles de creer, mientras que otras tal vez te parezcan muy sorprendentes. Nada de eso importa. Se te pide simplemente que las apliques tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las utilices. Es utilizándolas como cobrarán sentido para ti y lo que te demostrará que son verdad.
En ocasiones ese cobrar sentido en mi caso viene por ejemplo de la siguiente manera.
Una de las lecciones cuando me inicié en el estudio del Curso que más resistencia despertaba en mi, creo que ya lo que compartido alguna vez era la lección 101:
La voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
En aquel momento estaba experimentando tal dolor emocional en mi vida que cuando la leía, no te digo al practicarla lo único que despertaba en mí era ira, rabia, enfado.
¡Y un carajo! ¡Mira mi vida!
¿La voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad?
¡Y una mierda! (con perdón)
En aquel momento no lo sabía pero en el fondo hacia a Dios responsable de mi desdicha.
Cada vez que leía esa lección notaba tan resistencia que no podía practicarla.
El propósito del Curso, y por esa razón no es un camino fácil, si sencillo pero no fácil debido a nuestra fuerte identificación con el ego, es sacar a la luz, destapar esas resistencias.
Esas son nuestras defensas al amor.
Al leer alguna de las lecciones o el texto puede que notes que empiezas a sentirte mal, o que sientas el impulso de levantarte, es como si quisieses salir corriendo.
Y el ego quiere salir corriendo te lo aseguro.
Empiezas a experimentar ansiedad.
En mi proceso ha habido bastantes momentos de enfado con Jesús, de dudar de si era mi camino porque había tanta resistencia que siempre le preguntaba: Si este es mi camino házmelo saber, pero si no lo es por favor también házmelo saber.
Si encuentras mucha resistencia a lo que el Curso enseña puede que este no sea tu camino, y no pasa nada, no hay que forzarse.
La verdad te alcanzará de cualquier otra forma.
Y la verdad es que ya somos nuestro Ser.
Así que no podemos fallar.
Sólo podemos retrasar, demorar ese reconocimiento.
Podemos elegir seguir dormidos soñando un sueño donde creemos ser algo diferente.
Pero no podemos ser lo que no somos.
El sueño no afecto al soñador ni tuvo consecuencias.
No podemos fallar. 🙂
Como dice el dicho: Todos los caminos conducen a R-O-M-A.
Al AMOR. 🙂
Pero si notas mucha resistencia también puede que sea precisamente porque este es tu camino.
De alguna manera en mi caso aquí sigo.
Decir: La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad, despertaba una reacción emocional muy fuerte en mí.
Hace un tiempo recuerdo que volví a esa lección y mi experiencia fue muy diferente.
No había resistencia, había calma.
Ahora mismo recordar: La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad siempre me despierta una sonrisa.
Es instantáneo.
No tengo que saber que es lo que se ha sanado, pero algo claramente ha cambiado.
Puede que lleves un tiempo practicando con el Curso, y todavía tengas dudas sobre si avanzas porque haya lecciones que se repitan una y otra vez.
Puede que no experimentes todavía consistencia.
Que sigas pivotando entre un sistema de pensamiento y el otro.
Entre el miedo y el amor.
Eso simplemente responde a que tu voluntad está todavía dividida.
Todavía quieres algo del pastel del ego. 😉
Pero el trabajo se está haciendo, tu mente está siendo sanada.
Ese pivotar solo es el indicativo de que hay que seguir aprendiendo.
Hay que seguir practicando.
Un ejemplo sería el baile.
Recuerdo que cuando bailaba Bollywood (si, ese baile de las películas de la india), al principio era un desastre.
He aquí el testimonio.
Año 2011.

Tenía que repetir y repetir los pasos.
La profesora nos enseñaba y no conseguía cooordinar manos y pies.
Si conseguía que las manos se moviesen, no podía mover los pies a la vez.
Así que lo repetía, y lo repetía.
Al principio contaba los pasos.
Pero siempre había un momento en el que todo encajaba.
Simplemente bailabas.
No estabas pensando en si ahora tocaba este paso, o el otro.
Simplemente eras uno con el baile.
Los pies se movian, y las manos también al compás.
Esa integración es la que estamos buscando al practicar.
Hacernos uno con el contenido del Curso.
No ser un experto en sus postulados, o ser el que mejor lo comprende.
No, ser uno con el contenido del Curso.
Y eso llegará.
Porque ya somos eso. 🙂
En el caso de Kenneth Wapnick, una de las personas que mejor comprendieron los postulados del Curso, su despertar fue con la música de Beethoven.
La escuchaba una y otra vez.
Cuando empezó a escucharla sabía que no estaba preparado para ella todavía.
Pero sabía que en algún momento la música y él serían uno.
Y así fue.
Eso se convirtió en lo más importante de su vida.
Esa experiencia de unión es lo que todos buscamos.
Despertar a la verdad de lo que somos.
Puede que en tu caso sea a través del Curso, o de cualquier otro camino.
Todo símbolo, y el ejemplo de Kenneth es un ejemplo, puede ser utilizado por tu maestro interno para llevarte a ese despertar.
El despertar de la mente a lo que siempre estuvo aquí.
Así que mantente pidiéndole a Jesús que te enseñe.
Pídele que te muestre que lo que dice en el Curso es verdad.
Pídele que te convenza.
Esa es Su función.
Él es el maestro.
La tuya estar dispuesto a aprender.
¿Cual es la lección que necesito reforzar hoy?
¿Cual es la lección que necesito reforzar en mi mente en este instante?
Jesús sabe que es lo que necesitas.
Y está deseando enseñarte.
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Feliz día. ❤

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