El conocimiento no es la motivación para aprender este curso. La paz lo es. UCDM

Durante esta cuarentena, al igual que mucha otra gente, y sin entender muy bien la razón me dio por hacer pan.
Nunca había hecho pan, de hecho ni siquiera lo como, pero sentí el ponerme a hacerlo.
Me acordé que había guardado una receta en facebook de una «foccacia» y me dispuse a aprender a hacer pan.
La primera vez que lo hice no seguí la receta al pie de la letra, y aunque salió bien tuve que añadirle más agua y harina para poder amasarlo.
El resto de las veces, y una vez que había aprendido la lección de que mejor seguir la receta que ir por mi cuenta (¡ir de lista vamos!) salió mucho mejor.
A partir de ese momento cada vez que lo hice fue un éxito, y con la práctica me fué resultando cada vez más sencillo, más fácil y más divertido.
Después de hacerlo unas cuentas veces ahora ya no necesito la receta porque he interiorizado tanto las cantidades como los pasos.
¿Por qué os cuento esto?
Porque con la práctica espiritual es igual.
En el caso del pan no necesité entender o saber cual es el proceso por el cual la harina + levadura + agua + aceite + sal se convierte en pan.
El hecho de no comprender el proceso de transformación no es requisito indispensable para que al seguir la receta del experto, al pie de la letra, al final tenga mi foccacia lista para comérmela.
Es decir, mi entendimiento del proceso no es necesario para que al final tenga mi pan.
Lo único que es requisito es seguir la receta.
¿Qué me llevó a aprender a hacer pan?
Sólo mi deseo de hacerlo.
¡Y he descubierto que tengo un Ratatouille interno! 😉
Algo que en mi caso he tenido que ir soltando a medida que iba estudiando el Curso era mi necesidad de entender.
Cuando leía las lecciones y sobretodo el texto no entendía ni jota, era como si estuviese leyendo en checheno, por poner un ejemplo de un idioma totalmente antagónico a mi lengua materna.
Cuando nos iniciamos en el estudio del Curso o de cualquier otra disciplina espiritual el ego se viene con nosotros.
Y el ego se apropia de ese estudio.
Y como el ego es confusión, es una confusión acerca de tu verdadera identidad, esas nubes de confusión se proyectan sobre el estudio.
En mi caso el ego me atrapaba por ahí, me sentía muy fustrada porque quería entender.
Y no entendía ni papa.
Y creía que tenía que entender para poder practicar.
Con el tiempo empecé a darme cuenta que el pensar que tenía que entenderlo para poder aplicarlo era simplemente una estrategia dilatoria del ego para no practicar.
A medida que leía el texto del Curso me entraba una ansiedad de no te menees.
Muchas veces en medio de una sección del texto tenía que levantarme, era como si tuviera un resorte que me impulsaba a abandonar la lectura e irme a dar una vuelta por casa.
Incluso en alguna ocasión estaba leyendo algo y literalmente me atraganté y escupí todo el café sobre la hoja del libro. 😉
Son nuestras resistencias saliendo a la superficie.
Su mensaje es una amenaza para la parte de nuestra mente que es adicta al conflicto, al sufrimiento, a la infelicidad.
Todavía a día de hoy me veo muchas veces confundiendo mi función y pensando que es otra diferente del perdón.
Por ejemplo durante el Reto de los 90 días recuerdo un día en que la lección era acerca de «bendecir«.
Términos como bendecir, santidad, gracia, están bastante alejados de nuestra experiencia y es bastante habitual el que encontremos mucha resistencia a ellos.
También otros como el perdón, o Dios.
Recuerdo que tenía que escribir acerca de esa lección pero no la entendía, así que luchaba por entenderla, me fustraba, y vuelta a empezar.
Iban pasando las horas y notaba tensión, ansiedad, e incluso enfado.
En un momento ya avanzada la tarde decidí hacer lo que suelo hacer cuando veo que estoy «entrando en barrena», sentarme en silencio, aquietarme y pedir guía.
En ese momento me acordé de la introducción del libro de ejercicios donde Jesús dice:
Alguna de las ideas que el libro de ejercicios presenta te resultarán difíciles de creer, mientras que otras tal vez te parezcan muy sorprendentes. Nada de eso importa. Se te pide simplemente que las apliques tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son verdad.
Así que eso fue lo que hice en ese momento, aplicar la lección del día, el pensamiento del día a esa situación, y automáticamente el conflicto y todo el malestar desaparecieron de un plumazo.
Y una sonrisa asomó a mi cara, y todo fluyó de nuevo porque había elegido volver al flujo del amor al seguir las intrucciones de Jesús, y usar esa situación como el aula donde practicar.
El Curso consta de 365 lecciones, una para cada día durante un año.
Cada día, una nueva lección.
El único requisito que se nos pide es que no hagamos más de una lección al día porque lo importante no es entenderlas sino practicarlas, así que utilizas ese día y las situaciones que se te presenten como el aula donde poner en práctica esa lección.
De esta forma irás entrenando la mente en una nueva forma de pensar.
¿Qué hará que practiques?
Tu deseo de ver algo diferente.
Tu deseo de salir del patrón de sufrimiento.
Tu deseo de experimentar paz.
Tu deseo de conocerte a ti mismo.
Nada más.
Aprendes porque deseas aprender.
Es lo mismo con cualquier disciplina o con cualquier actividad que practiques.
La motivación para aprender es tu deseo de aprender.
Pero la resistencia que tenemos al mensaje del Curso es ENORME.
El miedo que le tenemos a la PAZ, al AMOR es algo que se va descubriendo a medida que se va profundizando en la mente.
Jesús nos lo advierte en el texto y por eso nos dice que se trata de un proceso, y que seamos amables con nosotros mismos.
Porque el apego a nuestra manera de ver y de interpretar todo lo que sucede es lo único que nos impide que esa percepción sea corregida.
Una frase a la que mi mente vuelve una y otra vez es:
«Cuando una mente cree en la oscuridad y se niega a abandonarla, la luz no puede entrar».
No se cuantas veces ese pensamiento ha venido a mi mente mientras estaba en medio del conflicto o del sufrimiento frustrada diciéndome que el Curso no funciona, que a otros les funciona pero a mi no, que para otras personas es más fácil pero en mi caso es más difícil.
Mi «Calimero» tiene esa cantinela. 😉
La luz no lucha con la oscuridad.
Si sigo creyendo en las oscuridad, en las ilusiones, y me niego a abandonarlas, y aquí está la clave, en mi negación a abandonar mi manera de percibir, mis interpretaciones, mis historias, la luz no puede entrar.
Si no estoy dispuesto a estar equivocado acerca de mis percepciones, si cuando estoy en medio del dolor no estoy dispuesto a pedir ayuda para ver algo diferente, la luz no puede entrar.
Ese es el poder de la mente.
No somos impotentes, no somos débiles, somos tremendamente poderosos.
Nuestra mente es tremendamente poderosa.
Y desaprender lo que hemos aprendido requiere disciplina.
Requiere que nos mantengamos vigilantes de nuestra mente porque estamos tan acostumbrados al sistema de pensamiento del miedo que lo que lo contradice nos parece incluso un insulto.
Nos parece que ver a alguien como una víctima es amoroso.
Que unirnos al sufrimiento de otro es empatía.
El Curso es un sistema de pensamiento radical, es una vuelta de calcetín completa.
Tratar de comprender lo que es de Dios, la Unidad, desde una mente dividida es muy díficil.
Por eso al inicio de nuestro entrenamiento se nos recuerda que nuestro entendimiento no es necesario, que la comprensión llegará con la práctica, que las ideas que presenta irán cobrando sentido a medida que las apliquemos tal y como se nos indica.
La confianza es la primera característica de los Maestros de Dios, y es un músculo que hay que entrenar.
Al ego no le gusta nada que le digan lo que tiene que hacer.
El ego quiere llevar el control, hacerlo a su manera.
Al igual que en el Curso el único requisito de los talleres y del Reto de los 90 días es que no hagas más de una lección al día, y sin embargo hay alumnos que no siguen ni siquiera esta sencilla indicación.
Cuando nos iniciamos en el estudio del Curso todos nos creemos más listos que Jesús. 🙂
Se precisa de mucho entrenamiento para empezar a ser humildes, para darnos cuenta que no entendemos nada, que lo interpretamos todo al revés.
Y aún así, a pesar de nuestro fracaso en ser felices, seguimos queriendo tener razón y que el Curso esté equivocado, que Jesús esté equivocado.
Tenemos que recordar que compartimos la misma mente que dictó el Curso, pero que esa parte de nuestra mente no es la que lo está estudiando, porque esa parte de nuestra mente no lo necesita.
Es a ese recuerdo al que estamos despertando.
Mientras tanto se nos han dado instrucciones específicas que podemos seguir.
Repite varias veces al día el pensamiento de «NO HAY NADA QUE TEMER». Cuando surja algún pensamiento de ansiedad, de preocupación, cuando alguna situación parezca amenazar tu paz, trae a tu mente el recuerdo de este pensamiento: NO HAY NADA QUE TEMER.
¿Es difícil hacer esto?
No.
¿Requiere atención?
Si.
¿Se nos va a olvidar mil veces hacerlo?
Por supuesto. 😉
Pero cuando nos demos cuenta, en ese mismo instante podemos reconducir nuestra mente en la dirección del perdón, la paz y los milagros.
En el final de la introducción del libro de ejercicios hay un párrafo que me gusta recordar. Dice así:
«No tienes que creer en las ideas, no tienes que aceptarlas y ni siquiera tienes que recibirlas con agrado. Puede que hasta te opongan vehementemente a algunas de ellas. Nada de eso importa, ni disminuye su eficacia. Pero no haga excepciones al aplicar las ideas expuestas en el libro de ejercicios. Sean cuales sean tus reacciones hacia ellas, úsalas. No se requiere nada más».
No se requiere nada más.
Es algo que tengo que recordar una y mil veces:
Si no estoy en paz, es el momento de practicar.
Si sientes que este es tu camino mi recomendación es que compres el libro del Curso de Milagros y empieces con las lecciones.
Y si no lo sientes todavía y necesitas un empujón e ir de la mano de alguien en esa travesía del miedo al amor, ese es el propósito del TALLER DE LOS MILAGROS que empieza este jueves 4 de junio. No es un sustituto al Curso, pero puede ser una introducción a él. Un recordatorio de que la paz, la felicidad y la alegría están siempre disponibles para ti.
Que la quietud del Cielo envuelva hoy tu corazón.
Feliz día. ❤

Os dejo con una foto de mi foccacia. 😉
No es porque la haya hecho yo pero está IM-PRE-SIONANTE. 😋

RETO DE LOS 90 DÍAS: INSPIRACIÓN DIARIA PARA EL PERDÓN, LA PAZ Y LOS MILAGROS (INSCRIPCIONES ABIERTAS). (Haz clic en la imagen para acceder a la información)

PRÓXIMAS FECHAS TALLERES ON-LINE (A DISTANCIA) A TRAVÉS DE LA ESCUELA DE LOS MILAGROS:
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS. UNA TRAVESÍA DEL MIEDO AL AMOR. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL PRIMER JUEVES DE CADA MES)
(haz click en la imagen para ir a la información)
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LAS RELACIONES. APRENDER A AMAR Y SER AMADO. (INSCRIPCIONES ABIERTAS. EL TALLER EMPIEZA EL SEGUNDO JUEVES DE CADA MES)
(haz click en la imagen para ir a la información)
TALLER: 25 DÍAS PARA LOS MILAGROS EN LA VERDADERA ABUNDANCIA. DE LA MENTE MILLONARIA A LA MENTE MILAGROSA. (PRÓXIMAMENTE)
(haz click en la imagen para ir a la información)


¿ME AYUDAS A MANTENER ESTE ESPACIO?
Si algo de lo que has leído te ha ayudado, y/o inspirado, y sientes contribuir a que este espacio siga existiendo puedes hacer un donativo en este enlace. Gracias por adelantado, tu generosidad sirve para que pueda seguir escribiendo y compartiendo de forma gratuita. ❤
5,00 €