Es imposible que una sola ilusión sea menos receptiva a la verdad que las demás. Pero es posible que a algunas se las otorgue más valor, y que haya más renuencia a entregársela a la verdad a fin de recibir ayuda y curación. T26.VII.6

Hay una frase del Curso que dice así: Cuando una situación se ha dedicado completamente a la verdad, la paz es inevitable.

Durante las últimas semanas he estado observando que cuando entrego una situación con condiciones, cuando mantengo algún deseo o expectativa oculta, la paz no está presente. Sin embargo, cuando de corazón entrego deseando la paz por encima de todo, es como si un manto de quietud descendiese calmando mi mente y llevándola a un espacio de silencio.

Eso me pasó con una situación con mis vecinos y el ruido. Estaba ya en la cama intentando dormir con las ventanas abiertas, debido al calor de Madrid, y mientras tanto mis vecinos seguían con sus conversaciones en la terraza. Dada la proximidad de las terrazas era como si los tuviese a mi lado en la habitación.

Empecé a impacientarme y un enfado brotó mientras mi mente iba de un pensamiento de ataque a otro sin descanso.

Cláramente estaba percibiendo la situación a través de los ojos del ego, como un ataque a mi bienestar.

Observaba como mi mente trataba de protegerse de lo que consideraba un ataque atacando y creyendo, por supuesto, que estaba totalmente justificada en el ataque porque » ellos» habían atacado primero.

Sin embargo, el curso nos dice algo totalmente diferente. Algo que no siempre queremos escuchar: que somos responsables de nuestro estado mental y de cómo nos sentimos porque nuestra experiencia no proviene de nada externo, de la situación en si, sino de nuestra interpretación, del significado que le damos a lo que sucede. Elegimos nuestras percepciones, interpretaciones, en mi caso » ataque». Elegimos separarnos y ver intereses separados: el mío dormir, el de ellos seguir de fiesta.

Hace un tiempo escribí un texto para identificar las lecciones de perdón: No dispares al mensajero. Es fácil, siempre que no estás en paz, ahí hay una lección de perdon esperando a mostrarte como te sientes cuando juzgas, y como te sientes cuando estas dispuesto a estar equivocado en tu percepción y pedir ayuda para ver algo diferente. Esa es la motivación para estar dispuesto a dejar de escuchar al ego y todas sus justificaciones de que tienes razón en atacar, y abrirte a la curación y el milagro.

Así que mientras mi radar interno guiado por el ego estaba alerta a cualquier ruido para justificar mi enfado, tome una decisión: quiero seguir justificando mi enfado, y seguir enfadada y alterada, o quiero estar en paz.

Mi decisión fue a favor de la paz.

Al instante mi mente se aquietó, aunque mis vecinos seguían de fiesta y hablando, en mi mente no había oposición. Era como si lo observase desde un estado pacífico. No había ningún pensamiento de ataque, ningún pensamiento de querer que dejasen de hablar. Sólo había silencio.

Entonces recordé la frase que antes compartía: cuando una situación se ha dedicado completamente a la verdad, la paz es inevitable.

La mayor parte de las veces no sucede tan rápido, pero la explicación no está en la situación en si, en la ilusión, sino en mi apego a ella, en el valor que le doy. No la entrego completamente porque quiero conservar algún rastro de control, o porque creo, erróneamente, que se me va a quitar o privar de algo que todavía valoro. La idea del sacrificio en esos casos suele estar por algún lado asomando la patita.

Cuando la paz se resiste, es porque estoy entregando con condiciones. Hay preferencias, y miedo, y tengo que observarlo para poder entregarlo también. Observar mi creencia en el sacrificio o en la pérdida.

Mis preferencias hacen que parezca haber una jerarquía de ilusiones. Algunas parecen ser más atractivas que otras, y nuestro apego a ellas hace que nuestra entrega no sea total.

Sin embargo el Curso dice: «Ninguna ilusión tiene un solo ápice de verdad en ella. Sin embargo, parece que algunas son más verdaderas que otras, aunque es claro que eso no tiene ningún sentido. Lo único que una jerarquía de ilusiones puede mostrar son preferencias, no la realidad. ¿Que tienen que ver las preferencias con la verdad? Las ilusiones son ilusiones, y son falsas. Tus preferencias, no les otorgan realidad. Ninguna de ellas es verdad, desde ningún punto de vista, y todas cederán con igual facilidad ante la respuesta que Dios dio a todas ellas. La Voluntad de Dios es una. Y cualquier deseo que parezca ir en contra de Su Voluntad, no tiene fundamento alguno en la verdad».

Se precisa de mucha honestidad para darse cuenta de que si no estoy en paz es porque no la valoro, al menos no tanto como el conflicto. Quiero seguir siendo mi propio guía y en el fondo espero y deseo que Jesús esté equivocado y el mundo pueda aportarme algo que realmente valoro.

Que la quietud del Cielo envuelva hoy tu corazón.

Feliz día. ❤

Mi recomendación hoy es una película que vi hace tiempo y me gustó: Café de Flore. La he descubierto en youtube en castellano así que os la comparto. Si la veis me encantará saber si os ha gustado. Yo aprovecharé para verla de nuevo. 🙂

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