¿Cuáles son algunos ejemplos prácticos de perdón?

Pregunta: “Un Curso de Milagros parece sugerir que observemos nuestros pensamientos todos los días. ¿Puede dar ejemplos de cómo poner en práctica el perdón a diario?”

Kenneth: En general, practicar el perdón implica mirar sus pensamientos del ego sin juzgarlos, y hacerse cada vez más consciente del precio que está pagando por aferrarse a estos pensamientos del ego/mentalidad-errada. Los tipos de pensamientos que Jesús le pide que vigile son los pensamientos de juicio o condena; pensamientos de ira/rabia/molestia; pensamientos de vulnerabilidad, victimización, miedo, culpa, ansiedad, depresión; pensamientos de amor u odio especial; cualquier pensamiento específico que le haga sentir separado de los demás. Las lecciones en el libro de ejercicios brindan instrucciones específicas sobre cómo practicar la búsqueda de estos pensamientos en su mente, y luego qué hacer una vez que se haga consciente de ellos — esto varía según el tema de la lección del día.

Algunos ejemplos:

(1) Si está enojado o molesto con alguien, simplemente recuérdese a sí mismo que su enojo no es realmente acerca de lo que usted piensa que es — “Nunca estoy disgustado por la razón por la que creo” (Lección 5). Luego podría continuar con: ‘rechacé el amor de Jesús otra vez, me juzgué por ello, me sentí culpable por eso, y luego, en lugar de sonreír ante tal insensatez, escuché a mi ego y proyecté la culpa en X. Es por eso que me siento enfadado. Independientemente de lo que haya hecho esta otra persona, mi enojo es una interpretación. Ahora tengo una elección. Simplemente puedo pedir ayuda para dejar de lado mi culpa y esforzarme por ver intereses compartidos, o puedo seguir culpando a esta persona por estar molesto y sentir que mi ira está justificada. Y si elijo seguir juzgando y culpando, está bien. Nunca me sentiré en paz o feliz por mucho tiempo si hago eso, pero eso no me hace pecaminoso o indigno del Amor del Cielo.’ En la Lección 134, Jesús nos pide que “Examina brevemente todas las cosas negativas que hayas pensado acerca de él [la persona hacia quien va dirigida su ira] y pregúntate en cada caso: “¿Me condenaría a mí mismo por haber hecho eso?“ (W. pI.134.15: 3).

(2) Si se siente ansioso o temeroso por el bienestar propio o de un ser querido (por ejemplo, problemas físicos, psicológicos, financieros o cualquier forma de victimización), pida ayuda al Espíritu Santo o a Jesús para ver el problema tal como es y no de la forma en que usted lo ha urdido (T.27.VII.2: 2). En otras palabras, podría recordarse nuevamente que debe estar mirando a través de los ojos del ego, que están programados para ver víctimas inocentes; porque si hubiera elegido al Espíritu Santo o a Jesús como su Maestro, no estaría ansioso ni temeroso, independientemente de lo que esté sucediendo. «La percepción es siempre interpretación». El milagro “simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso” (W.pII.13.1: 3). Así que contempla la devastación — no niega lo que sus ojos están viendo ni cómo se siente — sino que se recuerda a sí mismo que ha elegido pedirle al ego en vez de a Jesús que interprete lo que está viendo. Una maravillosa manera de abordar esto se describe en el último párrafo del Capítulo 5 del texto, que concluye con una serie de declaraciones en las que Jesús nos pide que pensemos siempre que no estemos del todo felices. Comienza con “Debo haber decidido equivocadamente, porque no estoy en paz…” (T.5.VII.6). Perdonar siempre implica admitir que estamos equivocados y que estamos dispuestos a tomar una decisión diferente. No necesitamos hacer la otra elección; pero al menos debemos reconocer que estamos equivocados en cómo estamos viendo las cosas. Cuando nuestro miedo disminuya con el paso del tiempo tiempo, gustosa y rápidamente tomaremos la decisión correcta tan pronto como nos demos cuenta de nuestro pensamiento de mentalidad errada.

(3) Si está atrapado en una relación especial, se siente completamente dependiente de algo o alguien, y tiene miedo de estar sin esta fuente de consuelo, placer, seguridad, compañía, conflicto, etc., una vez más, puedes comenzar por ser honesto sobre lo que está pasando. Jesús pide una total honestidad con nosotros mismos y con él: “Examina detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. Sé muy honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al otro”. (T.4.III.8 : 1,2). La honestidad vendría en su reconocimiento de que aún no está listo para aceptar el amor de Jesús en su mente como su única realidad; y, por lo tanto, se ha aferrado a algo fuera de su mente para suplir la falta y satisfacer sus necesidades tal como las ha definido. No juzgarse por hacerlo le ayudaría a avanzar en su proceso de deshacer la culpa. Ser completamente honesto consigo mismo acerca del «propósito» de la relación con la otra persona, el objeto o las condiciones es una parte esencial del proceso de perdón. Cuando se enfoca en el «propósito» de la relación, se está ayudando a prepararse para el cambio de propósito del ego al Espíritu Santo, cuando esté listo para pedir Su ayuda. En otras palabras, ahora mismo se está viendo como limitado y necesitado — no como Dios le creó — y está viendo a esta otra persona, sustancia, etc., como allí para satisfacer sus necesidades, lo que constituye un ataque. De este modo se está reforzando la separación. Ese es el propósito del ego; así que siempre que se identifique con el ego, porque teme demasiado al Amor de Dios, eso es lo que hará. Sin embargo, ¡eso no le convierte en un pecador! El Amor del Cielo no puede ser cambiado por nuestra locura.

Fuente: Kenneth Wapnick (Facebook de “Alfonso Martínez“) ❤