Día 18 – Mi historia

No necesitas nada para ser feliz pero si necesitas algo para sentirte triste: una historia. Mooji

Todo es acerca de la historia que te estás contando.

Todo tu sufrimiento procede de ahí.

Hoy quiero recordarte algo que ya hemos visto (hace referencia a una entrada que compartí en el blog):

  1. Algo sucede
  2. No significa nada
  3. Inventamos una historia acerca de lo que significa
  4. La historia que inventamos crea nuestra realidad, crea nuestro mundo, crea lo que es posible y lo que no.

Hoy presta atención a las historias que te estás contando.

Sácalas a la superficie y decide si quieres seguir apoyándolas, si quieres seguir invirtiendo en ellas.

Observa los dividendos que estás recibiendo como consecuencia de invertir en esas historias.

¿Te aportan paz? ¿Te hacen sentir alegre, feliz? ¿Te compensa seguir invirtiendo en ellas?

Esa es la motivación para dejarlas ir.

Cuando te canses de alimentar esas historias estarás dispuesto a dejarlas ir porque habrás visto que en el fondo no es eso lo que deseas.

Nada de lo que sucede significa nada.

Todo suceso es neutral.

No sufres debido a lo que sucede en la forma, a las circunstancias, sino debido a la historia que te cuentas acerca de ello.

Eso es percepción. Eso es significado.

Una historia es simplemente eso, un punto de vista.

Puede parecer muy real y totalmente justificado, pero una historia es sólo eso, no es la realidad.

La realidad sólo podría aportarte paz y felicidad, nunca sufrimiento.

Si no estás experimentando felicidad y paz es porque has elegido la historia en lugar de la realidad.

Te has dejado llevar por la historia que te estás contando.

Te has creído esa historia.

Estás permitiendo que esa historia te diga quién eres y quienes son tus hermanos.

Hoy presta atención a las historias que te cuentas acerca de ti, de los demás, del mundo, de tu vida.

Presta atención a aquellas historias repetitivas, a las que llevan tiempo contigo.

Cuando alguna situación parezca causarte dolor vuelve la atención a la mente y pregúntame: ¿Cuál es la historia que me estoy contando acerca de esta situación? ¿Acerca de esta persona? ¿Acerca de mí mismo? ¿Cómo me hace sentir?

Observa tu inversión en esa historia, tu resistencia a dejarla ir.

Tu deseo de racionalizarlo o de justificarlo, de tener razón.

Y luego pide ayuda.

Pide ayuda para percibir esa situación o a esa persona con amor. Para percibirte con amor.
Pide ayuda para volver a la verdad.

El ego nunca encuentra amor porque no es eso lo que está buscando, y dirige tus sentidos celosamente en la dirección de lo que quiere que veas, de aquello que has elegido creer.

Pero no eres el ego.

No le debes pleitesía.

No tienes que apoyar sus historias.

Puedes decidir que ya basta, que no te quieres seguir haciendo esto a ti mismo ni a tus hermanos.

Porque el amor es lo que deseas.

Y lo que deseas no se te puede negar.

¿Cual es la historia que me estoy contando? ¿Quiero seguir invirtiendo en ella?

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